¿Conocéis esa sensación de admirar
tanto a alguien que hace que te bloquees cuando le tienes enfrente? A
mí me pasó en la frutería de El Corte Inglés.
Había coincidido con Belén y Luís
varias veces pero, por vergüenza, siempre había intentado esquivar
las conversaciones personales y, así en general, no me había ido
tan mal la jugada. Hasta que me encontré de cara con Belén enfrente
de los tomates. Tenía que saludar e intentar parecer una persona
normal porque no me pareció apropiado el “¡Hola! ¿Qué tal todo?
Hablando de todo un poco, 'La falta básica' me parece de los mejores
discos de 2013” que había barajado en un primer momento. Así que
me pareció bien cambiarlo por un “¿Qué tal?, ¿comprando
tomates? Pero si aquí están carísimos”. Y tal que así se inició
un pequeño debate sobre la relación calidad/precio de las fruterías
del barrio que conseguí zanjar tras tan bochornosa muestra de
verborrea nerviosa recomendándole mi frutería de confianza.
Para la entrevista decidí dejarme
llevar por mi alma de admirador y adoptar la postura que aquel día
tan rápidamente deseché. Sí, la del fan loco. Porque Bla
perfectamente podría protagonizar la sección “Grupos que no
entiendo por qué no llenan estadios”. Han conseguido perfeccionar
lo que me gusta llamar canciones
que te hacen sentir como si un puño te oprimiese el corazón,
temas melancólicos que parten de un sentimiento o una situación
fugaces y los exprimen. “Mira lo que se oye cuando estamos
callados” o “Tú fíjate” son claros ejemplos de eso. Luís
reconoce que para él es más fácil dar a la melodía ese punto
nostálgico: “Siempre de forma natural, también por mis gustos
musicales, me voy hacia los tonos menores que llevan más a la
melancolía. Estos años componiendo para L-Kan siempre tenía
que volver atrás y usar tonos mayores. Entonces Bla para mí fue
como sentirme completamente abierto”. Cierto es que en “La falta
básica” (Elefant, 2013) tiene mucha más presencia el
sintetizador. En “Ni hablar del sol”, que no es ni más ni menos
que la “Perezosa y tonta” del S.XXI, nuestro corazón sigue
oprimido, pero la disfrutamos y bailamos. ¿El resultado? La mejor
canción del disco.
Sorprende especialmente en “Entrenadora
de penas” la naturalidad con la que Belén hace un ejercicio de
autorreflexión sobre el momento en el que nos fustigamos a nosotros
mismos emocionalmente: “Encantadora de penas es...mi interior”.
Consigue una letra en la que lo íntimo encaja perfectamente con
decir que se vuelve terrorista. “Es como una metáfora perfecta que
me encaja. Yo soy súper hipocondríaca, súper obsesiva. Entonces me
voy machacando a mí misma. Me parecía que describía lo que pasa”.
Yo hubiese atribuido esa metáfora a un intento por no resultar tan
directa a la hora de hablar de sus emociones debido a su fama de
mujer tímida pero, entre risas, parece sorprenderle: “Yo sí
pienso que soy tímida, pero no pensaba que daba esa imagen”.
Desde luego sobre el escenario no la
da. Para mí ella y Teresa Iturrioz (Single) son las divas del pop.
En su día le pregunté a Teresa si lo sentía así y su respuesta
fue la confirmación de que lo era: “Siempre he querido ser una
diva del pop”. Obviamente tenía que repetir la fórmula y
preguntárselo también a Belén: “Hombre, sí, digo lo mismo:
siempre he querido ser una diva del pop. Bueno, te quiero decir, una
diva del pop no me considero. Es la gracia que le veo a esto. Me mola
estar en el escenario y hablar con la gente. Por eso los primeros
conciertos con Bla eran un poco raros. Teníamos tan claro que tenía
que ser de otra manera. Ahora ya no lo pienso; yo no. Que tiene que
ser diferente sí, es otro grupo, pero no la actitud en el escenario.
Es lo que te digo, a mí lo que me va es el rollo diva del pop”.
Porque aunque la gente se sigue
empeñando en preguntarles qué es el indie, ellos son POP, en
mayúsculas y si por mí fuese también con exclamaciones y sticks
luminosos. Etiquetarles dentro del pop sería más difícil, ellos
mismos no saben si referirse a sí mismos como tecnopop o pop
independiente. Esta ambigüedad la remarca Luís al decir que pop
podría ser toda la música. Pero la suya es diferente. No hay más
que escuchar “Himno reaccionario” para tenerlo claro. Es un hit
instantáneo y tan disfrutable que te dan ganas de saltar sin
importar que estés en casa, en uno de sus conciertos o cruzando la
calle.
Creadores de hits son desde el
nacimiento de L-Kan hace casi 15 años, aunque parece que con los
aniversarios musicales pasa como con las relaciones, que no se tiene
muy claro si contar el aniversario desde la primera cita, el primer
beso o la primera vez que os cogéis de la mano en público. Para él
sería el momento en el que se gestó el grupo y para ella el
lanzamiento del primer álbum. En cualquier caso parece que
coincidirá con un nuevo disco después de aquel lejano, pero
eterno, “Somos otra cosa” (Subterfuge, 2007) que incluía la
mejor canción pop de la década pasada: “Todo lo que no”.
“Tenemos como cinco canciones sin editar y la idea era hacer alguna
más y algunas versiones que tenemos y a ver si las editamos”. Más
lejano parece un nuevo disco de Bla del que de momento tienen algunas
letras.
No tienen prisa; y nosotros tampoco mientras podamos seguir disfrutándoles en directo. La semana pasada resucitaron con L-Kan ¡Qué mutada!, proyecto que allá por 2002 lanzaron junto a La Monja Enana y Aviador Dro. Ya avisaban que iban a hacer la verdadera mutada. “Nosotros nos vamos a volver locos total y vamos a tocar muchas canciones de todos. Ya damos por hecho que va a ser un despropósito”. Me cuesta, pero me veo obligado a decir algo muy seriamente. Debería ser obligatorio ir al menos una vez en la vida a un ¡Qué mutada! Eso fue una fiesta, una reunión y un karaoke. Todo junto.
No tienen prisa; y nosotros tampoco mientras podamos seguir disfrutándoles en directo. La semana pasada resucitaron con L-Kan ¡Qué mutada!, proyecto que allá por 2002 lanzaron junto a La Monja Enana y Aviador Dro. Ya avisaban que iban a hacer la verdadera mutada. “Nosotros nos vamos a volver locos total y vamos a tocar muchas canciones de todos. Ya damos por hecho que va a ser un despropósito”. Me cuesta, pero me veo obligado a decir algo muy seriamente. Debería ser obligatorio ir al menos una vez en la vida a un ¡Qué mutada! Eso fue una fiesta, una reunión y un karaoke. Todo junto.
Este sábado 22 actuarán en la primera
edición del ZGZ Popfest. Lo único que puedo aportar a título
personal sobre ese festival es que al saber de su existencia y ver
qué grupos actuaban mi cabeza estalló. Juntar a Doble Pletina, Bla
o Sagrado Corazón de Jesús en un mismo festival es un regalo
cósmico de navidad. “Es un poco que los grupos vamos porque
queremos ir. Hoy por hoy un grupo como Bla que es una cosa pequeña o
va porque quiere ir o se extingue y así con muchos grupos. Y nos
apetecía ir; el cartel la verdad es que está muy guay”. Lo que se
va a vivir este fin de semana no es un festival al uso, va a ser una
reunión de gente unida por una misma emoción: vivir y compartir el
pop.
En ningún momento conseguí comprender
cómo puede ser que vivamos en un mundo en el que Bla es un grupo
pequeño. La gente debería tratarles como las estrellas que son y
acosarles por la calle obligándoles a salir de casa con pamela y
gafas de sol para intentar pasar desapercibidos. Tampoco pude
entender por qué le pregunté a Belén si había visitado la
frutería que le recomendé en su día. Nunca lo hizo, pero esta vez
me llevé su recomendación personal sobre dónde comprar los mejores
tomates.
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