Hubo un tiempo no hace mucho en que las
chapitas formaban parte de nuestra vida. Allá donde ibas siempre
había alguien que las llevaba ya fuese tu peluquero, la doctora que
te recetaba los lexatines o el camarero que te servía las cervezas
(efectivamente, aunque la memoria es selectiva hubo un tiempo en que
no bebíamos gintonic). Eran el complemento estrella, las reinas de
nuestros oufits. Las llevábamos con orgullo porque si algo tienen
las chapitas es que gritan al mundo entero quién eres. Cuidábamos
nuestra colección y a la mínima oportunidad la ampliábamos. Fue al
comprar nuestra primera chapita de La Casa Azul que empezamos a
hablar del pop con propiedad, hasta entonces todo habían sido
sandeces.
Y de repente seis, siete u ocho años
después me doy cuenta de que todo ha cambiado. Mientras escribo
estas líneas me siento como si me hubiesen criogenizado y hubiese
despertado en un futuro devastador. Peor que devastador, ¡ un futuro
sin chapitas! Ahora lo raro es ver gente que las use. Quizás se
pueden ver en algún concierto o puestas con desidia en un bolso,
pero ya no es como antes cuando teníamos nuestra chapita favorita,
esa que usábamos paras las primeras citas, o la chapita de gala para
los acontecimientos importantes. ¿Cómo hemos permitido que esto
pasase? Quiero decir, ¿cómo es posible que hayamos permitido que se
pusiesen otra vez de moda esos sujetadores holgados llamados crop
top y no hemos hecho nada por resucitar las chapitas?
Jamás se nos hubiese ocurrido desechar
de nuestra vida los cinturones, las bolsas de lona (eso ya hubiese
sido el colmo) o las bufandas. Entonces, ¿por qué si hemos
desechado las chapitas? Son de los complementos más democráticos
que existen porque pueden llevarlas toda clase de gente sin importar
sus gustos musicales o su vestimenta, aunque todos sabemos que quedan
mejor en un cárdigan de rayas o un vestido de lunares.
En una situación normal, quienes me
leéishabitualmente lo sabéis, ahora mismo propondría iniciar una
verdadera revolución iniciando un movimiento social por el retorno
instantáneo de las chapitas. Y ganas no me faltan. Pero por mucho
que ahora me planteo crear una página de facebook llamada
“Movimiento a favor del uso de chapitas” y abrir un blog de moda
donde analizar cómo combina la gente sus chapitas usando las fotos
que me manden los seguidores, os voy a proponer un ejercicio más
sencillo y nostálgico.
Todos seguimos guardando nuestra
colección aunque seguramente muchos la tengáis descuidada y esté
guardada al fondo de un cajón. Id a buscarla y revisad las chapitas
que tenéis. Cogedlas y recordad los conciertos a los que fuisteis
con ellas, quién os regaló algunas de ellas, lo felices que os
hacían y los tiempos en los que comprábamos chapitas en NaranjasChinas. Os han acompañado en grandes momentos y habéis vivido
buenos con ellas, ¿verdad? Pues si después de eso no os entran
ganas de salir a la calle con todas ellas puestas a la vez es que
ESTÁIS LOCOS.
El fin de este ejercicio es animaros a
volver a tenerlas presentes y usarlas en el día a día. Por eso hago
un llamamiento para que me mandéis fotos de vuestra colección de
chapitas o una imagen vuestra vistiendo vuestras mejores galas y
vuestra chapita favorita. Sé que las echáis de menos igual que yo
así que ayudadme con esta pequeña revolución. Lectores, volved a
llevarlas con orgullo. Grupos del panorama pop, volved a hacer
chapitas a modo de merchandising para que podamos comprarlas e
incluirlas en nuestras colecciones.
¡Hagamos saber al mundo que no nos
olvidamos de ellas y que vamos a hacer que vuelvan a ocupar el lugar
privilegiado que nunca debierían haber perdido!
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