5 de mayo de 2016

Oda de despedida a Computadora


Larga vida a Computadora

Las despedidas nunca son fáciles y a mí casi siempre me cuestan más de lo que sería anímicamente saludable, sobre todo porque yo generalmente vivo en el pasado o en el futuro, me cuesta ubicarme en el presente y sentir a tiempo real. Al menos cuando se trata de despedidas que yo no he decidido pero me tengo que comer con patatas. En esos casos procrastinar se me da de maravilla y, de hecho, aún tengo pendientes algunas despedidas a las que no me enfrentaré hasta que el tiempo haga que dejen de doler (todo muy maduro como podéis ver).

Sin embargo, después de casi un año postergándolo y dejándolo en la lista de tareas pendientes, ha llegado el momento de despedirme de Computadora. El día que anunciaron su separación supe que era uno de esos momentos vitales que en las series estadounidenses se convierten en un flashback de tonos azules gélidos que ocupa todo el episodio y en la vida real se convierten en una de esas situaciones de las que has leído, te han hablado de ella, la has visto en películas pero, claro, nunca la has vivido (bueno, la separación de La Oreja de Van Gogh es que ya me pilló demasiado mayor como para que me importase). Y ahí estaba yo frente al ordenador sin saber si tirar un plato al suelo o llorar mientras leía el mensaje de despedida que publicaron y que iba acompañado del vídeo de 'Las venas', la canción con la que se despidieron.

Bien, como os podéis imaginar por mi primer párrafo no soy muy ducho en esto de gestionar despedidas así que decidí posponer el asunto. De hecho a día de hoy todavía no he escuchado 'Las venas'. Todo este tiempo he pensado que mientras no la escuchase seguiría teniendo a mi disposición nuevo material de Computadora, que siempre me quedaría un nuevo lanzamiento, un nuevo vídeo, la ilusión de reproducir una canción nueva y descubrir a qué sabrá. Una vez la haya escuchado ya no habrá más Computadora y definitivamente ya no habrá un futuro en el que vivirles.



Y os puedo asegurar que no me despido porque quiera sino más bien porque precisamente me da miedo que el tiempo haga que deje de doler y que por enterrar la despedida Computadora deje de ocupar el lugar de honor que le concedí el día que les descubrí y les elegí para mi vida.

Recuerdo ese día con mucho cariño. El mismo día que descubrí a Computadora también descubrí a Doble Pletina y al instante de haberles escuchado por primera vez supe que había empezado un nuevo capítulo de mi historial musical. Jo, qué bonito fue cuando escuché por primera vez 'Negativo' y 'Nebulosa Horsehead'. Creo que mi cabeza casi estalla ante la fascinación por lo que estaba escuchando y el ansia por consumir todo lo que hubiese lo antes posible. Y lo digo casi casi literalmente. Al final mi respuesta fisiológica fue menos espectacular y decidí salir de casa y dar vueltas por el barrio con los brazos en alto gritando “¡COMPUTADORAAA!”. ¡Qué menos!

Desde entonces fue todo in crescendo y soy plenamente consciente de que llegó un punto ese otoño en el que solo les escuchaba a ellos y, como es lógico, solo hablaba de ellos. Siempre pensé que en algún momento iban a ocupar el lugar que merecen en el panorama musical pero como ya hemos hablado más de una vez existe algún tipo de moiras indies que escogen el destino de los grupos a su antojo. Y mira que Computadora tiene todos los ingredientes para triunfar y llenar todos los estadios nacionales: EL HIT rompepistas ('Nebulosa Horsehead'), la canción intensita con la que gritar en mitad de la pista y prefigurar futuros abandonos sentimentales ('Negativo'), los temazos que se pelean por convertirse en la mejor canción de la carrera del grupo ('Montañas', 'Luces y brillos', 'Sangre') y el cantante más guapo de cualquier banda nacional de ayer, hoy y siempre (el que esté libre de pecado y nunca haya probado a firmar como “Señora de Albert Florent” para ver cómo lucía la firma, que tire la primera piedra).

Como podéis ver es una firma ideal para firmar cheques, invitaciones a fiestas benéficas, una declaración jurada...



Pero nunca llenaron estadios. Y durante más de cuatro años no han dejado de sonar en mi casa, en mi móvil, en mi cabeza y en mi vida y ahora pienso en que siempre seguirán sonando pero que ahora ya no habrá nuevos conciertos que describir como “si no vas te arrepentirás el resto de tu vida”, ni más pogos con 'Nebulosa Horsehead' ni más inviernos en la ciudad ni más miradas con ese chico al que solo veía en la primera fila de sus conciertos hasta que se convirtió en mi casi novio y ahora ya no hay miradas ni hay chico.

Para mí Naturaleza utópica seguirá siendo el mejor disco año tras año y el universo onírico que conformaban la ansiosa caja de ritmos y la voz grave e inteligible de Albert seguirá siendo uno de mis lugares favoritos. Así que hoy decido despedirme de Computadora y aceptar que ya no están entre nosotros y de aquí a cinco minutos cuando haya terminado de escribir esta oda empezaré a escuchar 'Las venas' y dentro de diez minutos cuando ya la haya escuchado, en ese momento tantas veces atrasado el Patrick de dentro de diez minutos les dirá adiós y les situará en el lugar que deberían haber pasado a ocupar en julio del año pasado: MITOS VIVIENTES.


ODA A COMPUTADA


¡Oh Computadora, Computadora!
De entre todas las bandas tú eres la más acaparadora
porque no te conformaste con mi corazón
que también quisiste conquistar mi alma susurradora.

Y ahora decides abandonar tu territorio colonizado
llenando todo de tormento
el que trae la soledad que dejas en nosotros
pero, ¡un momento!
siempre tendremos vuestro precioso legado.

Pero ahora cada uno tiene que seguir su camino
vosotros el del paseo de la gloria
que en vuestro futuro adivino
y yo el de la añoranza que no será transitoria.



Larga vida a Computadora












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