27 de abril de 2016

Fabiana Churrana: I. El chiste de Arguiñano

Por primera vez desde que inauguré este magazine adolescente blog voy a prestarle el teclado a otra persona y voy a compartir (o ceder, aunque compartir es una palabra que me da menos congoja) el protagonismo. También por primera vez vais a encontrar una entrada que no versa sobre mi vida, mis gustos y aficiones, mis desengaños amorosos, mi último recuento de vello en el pecho y/o la subida del precio del pan en mi panadería de confianza. Claramente esto es una excepción que no va a marcar ninguna clase de tendencia ni costumbre. 

Dicho esto, os presento a Fabiana Churrana.

Fabiana Churrana

I. El chiste de Arguiñano





Verás querido lector, a pesar de estar aquí exponiendo mi vida a cualquiera que quiera conocer los entresijos de mi maltrecha vida social, mis indignas y pseudo imaginarias relaciones sentimentales y, lo que es peor, mis miedos y vergüenzas. A pesar de estar aquí contándote todo eso, bueno, escribiéndolo, que de momento aún no quedo con desconocidos para contarles mi vida. ¡Menuda vergüenza y menudo sinsentido! Aunque también te diré que dicho así hacer eso sería un rollo muy El diario de Patricia y siempre he pensado que es uno de los mejores programas que se han hecho en televisión. Sería hasta una forma de reivindicar el programa. De hecho a mí se me ha quedado la espinita de ir un día al programa, sentarme delante de Patricia (o Sandra en su defecto, aunque yo sé que la llamaría Patricia, que hay costumbres que no pueden arrebatarnos de la noche a la mañana como si nada, que somos animales de costumbres y además seres muy sentimentales). Pues eso, de sentarme delante de Patricia y decirle que mi madre trata fatal a mi marido, que le pone pelos en la paella los domingos y que, claro, pobrecito mío, que él se esfuerza mucho por encajar en mi de por sí desestructurada familia y mi madre le hace la vida imposible. 


Esa es la opción A, la opción B es mucho más divertida pero menos creíble. En esta versión de mi intervención en El Diario de Patricia yo voy tan alegremente y llevo a mi madre (no sé por qué soy incapaz de disociar a mi madre de mi participación en El Diario de Patricia) para decirle delante de toda España que yo me siento muy frustrada porque lo que he querido ser toda mi vida es cantante. Sí, lo sé, eso ya lo hemos visto millones de veces en televisión, en películas, en las comidas familiares... Pero lo que yo hubiera hecho os aseguro que no lo has visto nunca querido lector. Yo me hubiera subido en esa mini tarima circular que había en un lado del plató y habría cantado con tono de tenor 'Al amanecer' de Los Fresones Rebeldes. 

A ver, está claro que yo no sé cantar como un tenor y el resultado hubiese sido terrible y sé que ahora estás pensando que menuda vergüenza ir a hacer ese ridículo pero te olvidas de que en eso consistía el programa y que todos poníamos Antena 3 a las 19 para ver qué clase de marcianadas nos contaban.

Forma parte de la cultura de cualquier español mayor de 25 años.    Les necesitábamos al igual que ellos necesitaban nuestra atención cada tarde y poder formar parte del otro bando y ofrecer a espectadores como yo un espectáculo único y atroz durante tres minutos me parece un acto completamente altruista. 

La cuestión querido lector es que a pesar de que yo te esté contando todo esto, porque al final yo soy muy de contarlo todo porque en esta vida hay que ser honesto y quitarse los filtros que ya suficiente intenta reprimirnos la sociedad como para encima reprimirnos nosotros también, pero resulta que hay cosas que no puedes contar porque hace un mes me pasó una cosa muy muy fuerte. Yo no soy especialmente graciosa pero de repente una noche cenando con una amiga, miré el plato de pasta con gambas que me había pedido y se me ocurrió el mejor chiste que habrás oído nunca. Bueno, es que no me podía sentir más orgullosa de mí misma. 

Me pasé una semana contándolo a todo el mundo y mira cuál es mi sorpresa cuando de repente ayer pongo la televisión y como aún no había empezado la ruleta pues me quedé mirando a Arguiñano cocinar. Te diré que en Airbag está muy follable pero parece que de golpe ha perdido todo el sex appeal que tenía. Pues estaba este ex buenorro cocinando dios sabe qué y de repente le escucho contar MI chiste, porque ese chiste es MÍO y él me lo había arrebatado vilmente. 

Para una vez en mi vida que soy ingeniosa y graciosa y se me ocurre un chiste (porque de por sí es que ni siquiera recuerdo los que me cuentan) va el muy capullo y me lo roba. Esta mañana ya he escuchado a una señora en la panadería contándolo y ahora se va a extender por todo el país y nadie me dará el reconocimiento que me merezco. Jamás debí haberlo contado tan alegremente a todo el mundo. A ti sí te lo voy a contar querido lector, así si te lo cuenta alguien algún día podrás decirle que ese chiste se lo inventó Fabiana Churrana, nadie más. Por favor, haz justicia.

¿Qué es una gamba tirando piedras a un cristal? Una gamberra



¡Cocina con Fabiana!



GAMBAS AL AJILLO

Querido lector, para deslumbrar a tu amante, tu amigo o tu jefa (esperemos que no sea este tu caso) voy a enseñarte a cocinar unas deliciosas gambas al ajillo. ¡Rico rico!

Necesitarás:

  • 500 gramos de gambas peladas (de las buenas eh)
  • 2 guindillas rojas secas
  • 3 dientes de ajo
  • Una piza de sal
  • Un chorrito de aceite
  • ¡Ganas de disfrutar entre fogones!
Preparación: 
  1. Pelamos el ajo y cortamos las guindillas en trozos pequeños.
  2. En una sartén con aceite a fuego medio, vamos a saltear el ajo y la guindilla.
  3. Acto seguido, añadimos las gambas peladas. Las echamos y rehogamos unos minutos para que vaya cogiendo ese sabor rico e intenso que queremos conseguir.
  4. Te sirves una copita de vino blanco y te sientas a beber y mirar cómo se hacen las gambas.
  5. Para acabar echaremos una piza de sal y de perejil. Terminaremos removiendo unos minutos a fuego lento y...¡LISTO!


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