13 de abril de 2016

Nosotros antes molábamos: Somos unos aburridos





Atendiendo a la tradición instaurada en todos los posts anteriores, lo normal ahora mismo sería que introdujese el tema a tratar hoy hablando de un tema que no tiene absolutamente nada que ver pero en el que me dedico a hablar de mí en un intento continuo por robarle protagonismo al grupo sobre el que realmente versa el post (y cuanta más atención pueda atraer a mí, mejor). Claro, todo esto yo lo rebozo, salpimento y frío con toneladas de humor generalmente chabacano y poco sutil (aunque terriblemente efectivo) durante el resto del post para que leáis hasta el final un texto sobre un grupo o un cantante que realmente no os interesa, porque en el fondo yo me dedico en cada post a recomendaros a las que algún día serán las leyendas del pop y vosotros buscáis unos chistes facilones, humor creado y procesado por un servidor y servido con un envoltorio de sutileza e ironía que os impide ver que lo que realmente hago es sustituir el 'caca culo pedo pis' por el 'pop marica pedo mamarracha'.

Dicho así suena a una estructura básica y poco atractiva, pero lo cierto es que os la habéis tragado durante mucho tiempo y funciona sin fisuras. Yo consigo (con suerte) que el 50% de vosotros escuchéis al grupo recomendado y vosotros conseguís evadiros durante 10 minutos de esto que llaman la vida moderna y que a estas alturas de la película ya no sabemos si se supone que debe gustarnos o si debemos luchar para salir de ella.

La cuestión es que hoy no voy a regirme por ningún tipo de estructura preestablecida, ni voy a haceros reír con delirantes vueltas de tuerca al modelo de crítica musical tradicional. Y no lo voy a hacer porque hoy voy a tratar un tema que me enerva profundamente y que en esta ocasión tiene a L-KAN como centro de la discusión.

En los últimos meses he hablado con varias personas de lo emocionante que es el concierto aniversario que dará este sábado L-KAN y resulta que recibí exactamente la misma contestación de dos de las personas con las que hablé este tema: “Bueno, escuchar a L-KAN cuando era adolescente estaba bien, pero ahora ya no procede” (También me gustaría indicar que la primera persona que me hizo este comentario continuó con un “Pero si Bla es lo mismo que L-KAN”, lo que me hizo sospechar que seguramente era de esa fauna que opina sin saber y no sabe porque no quiere saber, solo quiere opinar).

Veamos, no hay palabras suficientes para decirles todo lo que está mal en esa afirmación. En primer lugar me gustaría saber por qué es válido escuchar a L-KAN cuando eres joven pero no cuando has llegado a la edad adulta y ya te pagas tus copas en la Siroco en vez de comprar latas a la china de la puerta. Quiero decir, no entiendo muy bien quién decide qué grupos son adolescentes y cuáles son válidos para escuchar en la edad adulta. En la época en la que estas dos personas eran adolescentes y escuchaban a L-KAN había mucha gente que ya había superado con creces la edad socialmente aceptada como paso a la vida adulta. Entonces, ¿no estaba bien que ellos escuchasen sus canciones? Seguramente en aquella época a estos dos individuos no les pareció raro que gente de 30 años cantase “Aburrida de estar salida” o “Rollo porno”, sin embargo lo que estaba socialmente aceptado en 2006 no lo está 10 años después, que es el problema de raíz de todo este asunto.




Y es especialmente sorprendente esta afirmación porque da la sensación de que estos dos individuos no hablaban con propiedad. Entiendo que es muy fácil relacional a L-KAN con 'Todo por placer' o 'Aburrida de estar salida', pero es absurdo pensar que son y han sido solo eso. Me gustaría hacerles ver a estos individuos que ya les hubiese gustado a ellos (y a mí) haber tenido en su adolescencia las experiencias vitales necesarias para comprender completamente la letra de 'Me he pasado al nylon verde' que disfrazada de humor resulta un melodrama de cuidado. Se me ocurre también 'La mancha de mora' pero sobre todo me gustaría saber qué ven de adolescente en 'Todo lo que no'. Repito, ya les hubiese gustado a ellos tener la inteligencia emocional suficiente como para entender el mensaje completo de la canción que además de ser la mejor canción pop de la década pasada, su letra es digna de los primeros Le Mans o de La Buena Vida (de hecho podría considerarse una especie de secuela de 'Qué nos va a pasar').



Y resulta de lo más curioso que haya grupos coetáneos a L-KAN que son susceptibles de ser comparados con ellos porque siguen (aunque sea mínimamente) una misma línea musical y que algunos de esos grupos siga siendo considerados como grupos esenciales para cualquier persona de bien. No puedo más que pensar en Chico y Chica que, ojo, me fascinan y 'Coméntele a ella (longo)' siempre será una de mis canciones favoritas, pero este grupo se ha forjado una carrera cantándole a las mayores mamarrachadas y sinsentidos que se han escuchado en el pop. Realmente sus letras no tienen ninguna clase de profundidad emocional y generalmente se basan en una sucesión de palabras rarunas pero que suenan bonitas (casi casi lo que hace Fangoria, solo que Chico y Chica parecen más leídos y componen a partir de una sucesión de palabras más difíciles de memorizar para sus seguidores).

Y a pesar de esto Chico y Chica son considerados prácticamente un grupo de culto y eso se sabe cuando hablas con la gente. Hoy en día si eres un homosexual de más de 25 años, vives en el centro de Madrid y te consideras una persona de bien, tiene que gustarte, no, encantartarte Chico y Chica o sino es que no tienes ninguna clase de criterio. De hecho es muy común que esta gente a la que le gusta opinar sin saber les tenga como grandes referentes musicales y les ensalcen como uno de los grupos fundamentales de su vida (sí, a mí me dijo eso uno de los individuos que hizo la mencionada afirmación sobre L-KAN).

Entonces, ¿por qué está bien escuchar a Chico y Chica cantar “ya me podías dar las cremas que te das” pero sin embargo es absolutamente pueril y fuera de época escuchar a L-KAN cantar “No te voy a poder contar todo lo que te has perdido en este mes”. Sí, claro, he elegido ejemplos muy extremos, pero es que si alguien se para a pensarlo realmente L-KAN sí ha vivido una suerte de evolución o etapa de madurez que ya se atistaba en 'La mancha de mora ' y 'Regulín regulán' y se completó y se hizo más patente en su último disco Somos otra cosa en gran parte porque dejaron un poco más de lado el humor (y si alguien no opina lo mismo es porque no ha escuchado 'Normas de equivocación').


Así que me vuelve a asaltar la duda de por qué sí podemos adorar a Chico y Chica pero L-KAN son pueriles y fuera de época. Y no he podido evitar relacionarlo con en el escandaloso recibimiento del último disco de Fangoria. Todo el mundo (vamos, todos los maricas) se lanzaban a comentar que era su peor disco con diferencia y que ya hacía tiempo que no hacían nada interesante y que Fangoria son unas vendidos y bla bla bla... A ver señores, ni Fangoria molaba tanto hace 10 años ni es tan horrible hoy en día, de hecho su último disco es 80 veces mejor que aquel EL extraño viaje que todos adorabais y que realmente era una basura y sin lugar a dudas su peor disco (Absolutamente se salva gracias a 'La pequeña edad de hielo', pero El extraño viaje no tiene ninguna canción reseñable). Sin embargo hace 10 años te podía gustar Fangoria, porque molaban, pero en pleno 2016 se ha puesto de moda que a la gente no le guste Fangoria y todo el mundo se lanza a criticar su música y es precisamente aquí es cuando empiezo a plantearme que la gente ha perdido cualquier atisbo de criterio y que existe algo o alguien que decide por nosotros qué nos puede gustar en un momento y qué no nos puede gustar en otro.



(Esto es un temazo lo mires por donde lo mires)


Si nos remontamos a 2004 - 2007, época dorada del electroclash, la mayor parte de la música alternativa nacional que nos llegaba procedía de grupos nacidos bajo un concepto de lo más trivial y cuyo único obejtivo era divertirse con la música. Esa era la ideología de músicos y público. Se había institucionalizado el acceso a un escenario para cualquier persona. Y todos nos divertíamos. ¿Qué ha pasado durantes estos últimos 10 años?, ¿en qué momento hemos dejado de pasarlo bien y disfrutar la música sin cuestionarnos nada más allá que la canción o el grupo nos gusta?, ¿quién decide qué grupos molan y qué grupos son cosa del pasado y no te pueden gustar o no debes verles en concierto?

Hemos creado un panorama musical (refiriéndome a nosotros, público) que emite más juicios de valor de los que somos capaces de asimilar y ahora que lo independiente ya no es algo restringido para un grupo selecto porque precisamente ese pequeño grupo de seguidores hizo que cada vez tuviesen más presencia los grupos pequeños y, a la vez, que surgiesen nuevos grupos; ahora que hemos hecho de la música independiente algo grande, algo que abarca todos los estilos y casi todo el público, ahora queremos acotarlo de nuevo. Pasamos por el filtro de nuestro juicio personal (que no es más que el resultado del juicio popular) tantos grupos como aparecen cada mes y, claro, algunos pasan el filtro y otros se deben quedar en el olvido, en el lugar que ocuparon hace 10 años y que ya no les vamos a permitir que vuelvan a ocupar (y lo peor es que en el caso de L-KAN seguramente esto se deba a que esta gente considere que es un grupo que se ha mantenido en activo todos estos años y a pesar de que han lanzado varias canciones, no creo que sea del todo exacto. La cuestión es que si se hubiesen retirado completamente seguramente no habría escuchado esos comentarios, porque la nostalgia sí está permitida e ir a un concierto de Los Fresones Rebeldes no está mal visto).

Por todo esto que os he contado jamás entenderé que alguien pueda decir que L-KAN es un grupo que te podía gustar en la adolescencia pero que ya no procede en la edad adulta. Puedo entender que no te gusten sus canciones, que no conectes con su música, pero no que dictamines qué música es válida y qué música no lo es. Y me reafirmo en mi teoría de que no todas las opiniones son válidas y no hay ningún motivo para darle cabida a todas las opiniones.

Y lo que más me entristece no es que se haya decidido popularmente que L-KAN ya no puede molar (que me parece un pecado horrible). No, lo peor es que ya no sabemos disfrutar de algo tan divertido como la música y los conciertos. Hemos perdido cualquier atisbo de sentido del humor, no nos dejamos llevar. Hemos sustituido eso por los prejuicios, por cuestionar la calidad de un grupo o una canción para decidir en qué lugar de una jerarquía preestablecida por diossabequién les podemos ubicar. Obviamente hay excepciones (a Las Bistecs me remito), pero a pesar de ellas, es un coñazo tener que estar escuchando esa clase de comentarios y vivir ese tipo de actitudes continuamente.

Por dios, devolvámosle la diversión a todo esto. Nosotros antes molábamos.


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