31 de diciembre de 2016

El 2016 de Patrick Dyphuso




Quizás es porque se trata de mi vida y no de la vida de los demás, pero a pesar de que los resúmenes anuales, las recapitulaciones de vivencias personales edulcoradas o excesivamente dramatizadas y los “tengo los mejores amigos del mundo” me parecen de las peores costumbres que hemos podido adoptar (pero, ¡ay!, cuánto nos gusta que nos marquen el final de un ciclo para hablar de él), he decidido seguir mi recién inaugurada costumbre de darle la vuelta a las tradiciones para hacerlas más grotescas y por ende divertidas y entretenidas y ofreceros mi resumen personal. He intentado quitar en la medida de lo posible la morralla sentimentaloide para ofreceros únicamente lo que a vosotros realmente os interesa: datos aleatorios, curiosos y jugosos (creo que incluso a mí es lo único que me interesa de mi vida).


Todo esto servido en riguroso desorden temporal.


1.Creo que este año he vivido la mayor casualidad de mi vida. Estaba hablando con mi psicóloga de mi en ese momento actual relación con B y en un momento puntual usé como ejemplo a A, con quien había tenido una relación de 5 días unos meses antes y entonces me dijo que si acaso yo no notaba que se me brillaba la cara cuando hablaba de A pero que cuando hablaba de B lo hacía como aburrido. Y entonces me preguntó si dejaría a B por A (y no, no estoy reformulando la canción de Feria). Yo le contesté literalmente: “Si mañana aparece A obviamente dejaría a B pero si llega en un tiempo cuando me relación con B esté más afianzada (cosa que nunca pasó) pues no le dejaría”.

Al día siguiente y después de meses sin contacto me escribió A para decirme que estaba solterísimo y que le gustaría quedar conmigo.


2. De estas dos relaciones que sumaron en total 38 días nació un poemario que mandé a todas las editoriales queer que existen y a las que creo que no les entusiasmó tanto como a mí porque después de casi un año ninguna me ha dicho al menos que le parece una mierda (algo que me parecería bastante divertido la verdad, al menos sí más interesante que el silencio). Creo que ese poemario supuso el súmmum de la intensidad y me parece improbable que pueda llegar a ponerme tan tan TAN intensito y dramático (aunque esa es una apuesta que he perdido muchas veces conmigo mismo a lo largo de mi vida). De hecho cuando releo alguno de los poemas no entiendo quién los escribió, quizás porque ahora soy, no sé, feliz.


3. Mi padre entró en la cárcel en mayo después de perder juicios por deudas con mi madre durante 10 años. Tranquilos, cero dramas. La cuestión es que de repente cuando le contaba esto a la gente me acordé de que en el colegio tenía una compañera de clase de la que todo el mundo iba diciendo que su padre era brujo y nadie se atrevía nunca a decirle nada fuera de tono por miedo a que su padre les lanzara un hechizo que les hiciese mearse encima o cosas así. Entonces empecé a pensar que cuando paseaba por Malasaña la gente cuchicheaba a mi paso cosas como “dicen que su padre mató a un hombre con sus propias manos” o “no no, se ve que era el mayor traficante de cocaína de la Comunidad Valenciana” (bueno, ese comentario suele ser bastante habitual en Castellón y muchas veces cuando lo dices aciertas). 




Así que empecé a creer que los demás me veían como el chico malo del barrio (sí, a pesar de que llevase Victorias con estampados de nubes y cárdigan no me planteaba que no pudiesen pensar eso) y me sentía como uno de los chicos de Mentes peligrosas que hace cosas malas pero al final gracias a alguna Michelle Pfeiffer random se descubre que tiene buen corazón y que su problema es que viene de una familia desestructurada . De hecho hasta me planteé crear una fotonovela al respecto llamada El hijo del presidiario en la que aparecería rayando coches y robándole el bolso a ancianas indefensas.


4. Creo que este 2016 me he acostado con un chico que tenía vagina. Después del oral de rigor decidí seguir explorando y de repente cuando bajé empecé a ver algo que por mi experiencia durante las épocas en las que me da por ver porno bisexual (suele ser bastante más divertido que el porno marica) parecían labios vaginales. Recordé aquello de “la curiosidad mató al gato” y decidí abandonar la fascinante aventura que tenía entre manos (casi literalmente, claro) y volver a lo conocido y que domino (bueno, tampoco, pero más o menos).


5. He batido mi propio récord y recientemente en una de mis habituales temporadas de máxima obsesión con Lily Allen llegué a escuchar Sheezus 6 veces seguidas. Al día siguiente después de otras 3 escuchas consecutivas se me rayó el disco y lo entendí como la señal de que había llegado la hora de obsesionarme con otra diva así que ahora llevo dos semanas escuchando entre 2 y veces al día Taxidermy de Sharon Needles (aunque he de confesar que mientras escribo esto está sonando Sheezus).


6. Tuve sexo express vía Grindr por primera vez en mi vida y descubrí que no tenía nada que temer, no me sentí mala persona después por no haberme acostado con una persona a la que llamase Marido después de haber hablado 5 minutos con él (o después de haber visto tres fotos suyas en instagram, no me pongo límites cuando se trata de pensar que alguien me va a poner un anillo en el dedo).


7. Dicho esto, 2016 ha sido sin duda el año que más veces he dicho que un chico era mi Marido o al Padre De Mis Hijos. 




También es verdad que este ha sido el año en el que por primera vez he ido a la sauna y he hecho exclusivamente lo que se supone que debes hacer en una sauna. Todas las anteriores veces (tres) había acabado haciendo la cucharita con un chico en alguna de las habitaciones. De hecho recuerdo que la primera vez que fui a una sauna, mientras estaba abrazado a un chico le dije que hacía la cucharita muy bien y que si me daba su número para quedar y hacer la cucharita. Contra todo pronóstico y al contrario de lo que estáis pensando ahora mismo el susodicho se mostró más que encantado ante la idea y la proposición y me dijo: “¡Claro!”. Obviamente y como sucede siempre, a los cinco minutos de despedirnos perdí toda clase de interés en él y nunca más hablamos. 


8. Por cosas de la vida que algún día contaré con más tranquilidad, me he visto en mitad de un proceso de desechar prejuicios y aceptar que hay pocas cosas que estén bien o mal. Esto ha derivado en que he descubierto que soy fan de Ágatha Ruiz de la Prada.

9. Me he dado cuenta de que tengo los mejores amigos del mundo.