27 de abril de 2015

Grupos que no entiendo por qué no llenan estadios III: Amatria

Ojalá pudiésemos diseñar a nuestro antojo quiénes somos. No hablo de la apariencia física (si fuese así las aplicaciones para “ligar” se llenarían de apodos terminados en “XL”). Estoy hablando de escoger quiénes somos realmente, nuestro verdadero yo. Pero la realidad es que eso es imposible y al final la vida no se trata más que de pulir lo que somos y tratar de obtener la mejor versión posible de nosotros mismos, como un productor al que se le entrega una maqueta y tiene que intentar convertirla en un éxito o, al menos, en una buena canción (aunque en algunos casos lo máximo a lo que se pueda aspirar es a acabar siendo un descarte). Y todos sabemos que luchar contra nuestros instintos o aprender a manejarlos es muy difícil, mirad a Dexter cuánto le costó manejar su instinto homicida. Al igual que él yo también tengo que luchar con fiereza con mi oscuro pasajero y es que, queridos lectores, ha llegado la hora de que os confiese uno de mis grandes secretos. He intentado mantenerlo oculto mucho tiempo pero tarde o temprano iba a saberse y prefiero filtrarlo yo antes de que los medios independientes lo hagan: aunque muchos penséis que vengo de un lugar exótico y maravilloso, yo vengo de lo más profundo de la Comunidad Valenciana. Sí, habéis escuchado bien, soy hijo de la ruta del bakalao. Ojalá hubiese tenido ocasión de elegir pero no fue así y ahora soy de esas personas que alzan los brazos y gritan con efusividad cuando empieza a sonar “Flying free” o muestra un entusiasmo exacerbado cuando una canción incluye el que es el verdadero himno de la ruta del bakalao aunque nadie lo tenga en cuenta: el sonido de la bocina de barco.

Si algo aprendimos de Dexter es que lo más importante es aplicar un código ético con el que manejar tu oscuro pasajero y canalizarlo. El mundo del pop está lleno de casos semejantes, de hecho se rumorea que La Bien Querida sufre querofobia, término científico para denominar el miedo a la felicidad, y mirad qué bien lo ha sabido canalizar creando de la nada una carrera musical de éxito basada en la imposibilidad de ser feliz.

  
Instantánea del momento en el que La Bien Querida conoció sus nominaciones en los Premios de la Música Independiente

Yo he luchado por dejar atrás el placer del chunda chunda (ojalá pudiese vivir toda una vida a base de "shubi dubis" y "sha-la--las" pero no puede ser) y lo conseguí abrazándome a los sintetizadores y a todos aquellos artistas que los usan con virtuosismo para crear himnos sin mirar atrás, sin miedo y, ante todo, sin posibilidad de retorno. Es por eso que el día que descubrí por casualidad “El golpe” de Amatria me volví loco, empecé a marearme y a tener visiones de un paraíso utópico en el que Joe Crepusculo usaba acondicionador de pelo y la gente no se engañaba pensando que Brian Hunt es guapo.

Lo que siguió a ese momento fue una escucha compulsiva de la canción, creo que llevé a un nuevo nivel el concepto “modo bucle”, cuyo resultado seguramente sea que a Amatria le llegue en algún momento un cheque de Spotify gigante de cartón envuelto en un lazo rojo por valor de 10.000 euros (y, sí, sé a cuánto se cotiza la escucha en Spotify así que creo que me debes una caña). Con el paso de los días empecé a sospechar que lo de Joni Antequera era algo grande así que empecé a escuchar su último disco, “Amatria”, y después de dos canciones lo tuve claro: ese era el comienzo de una gran historia de amor, una de esas historias arrolladoras en las que me cuesta dejar de hablar de él con todo el mundo y en muchas ocasiones inicio conversaciones solo para poder hablar de él (“Perdona, ¿tienes fuego?, ¿tú también crees que '11 baños 20 euro' es un himno atemporal?”) y aunque por edad no me toca todos sabemos que llegado el momento me compraré una carpeta de anillas para poner sus fotos.


Para cuando quise darme cuenta había pasado una tarde completa escuchando sus discos y, como buen acosador que espero ser algún día, busqué toda la información que pude sobre él. Con cada canción mi sobreexcitación alcanzaba un nivel más alto hasta que llegué a “11 baños 20 euros” y ya entendí que Amatria es algo grande, está por encima de nuestro entendimiento. Estamos atados de pies y manos y lo único que podemos hacer es aceptarlo tal y como es: una joya pop.


Al igual que La Bien Querida tiene que empezar a entender que con “Muero de amor” ha tocado techo y no se puede hacer algo más fantástico, maravilloso y perfecto (a esto, queridos amigos, se le llama una de cal y una de arena), si Joni consigue hacer una canción que suene más pasional y arrebatadora yo ya me pongo a recoger firmas para que le pongan su nombre a una calle. Y es que al igual que en la mayoría de sus canciones, esta también posee una letra un tanto críptica y aunque me reconozco fiel a las letras arrebatadoras pero él lo compensa todo con unas melodías que te arrastran a un estado anímico concreto sin que te des cuenta. En esta canción sientes la turbación de un punto de inflexión al igual que en “Prelación de documentos” sientes la desesperación de la incertidumbre, ambas de su primer disco “Hoy van a salirte las alas”

De hecho, a modo de anécdota, resulta bastante curioso que se haya marcado una carrera como la de Ellos pero a la inversa. Su primer disco lo sacó con Pías, autoeditó el segundo, “Salir ileso”, y el último lo ha publicado con Subterfuge. Y es una carrera discográfica a la inversa literalmente porque “Amatria” es su mejor disco, no el peor, aunque él es que no tiene ningún disco malo (y prometo ante los dioses del pop que este es la última valoración que hago, al menos públicamente, acerca de Ellos).

Efectivamente como conjunto “Amatria” es su mejor disco y es en el que explota todas las virtudes de sus dos primeros discos y deja atrás algunos aspectos que a mi parecer no funcionan tan bien (vamos, que hay sintetizadores a diestro y siniestro y a mí me tiene ganado para toda la eternidad).


Es un disco que a mí me parte el alma que no esté en cada hogar español y en el que encontramos todo lo que necesitan nuestros corazones pop. Porque además de ese hit que es “El golpe”, hay verdaderas joyas que bien se merecen que haga un especial de un mes para sacar a relucir todas sus virtudes. De hecho me pasé una semana tratando de decidir cuál era mi canción favorita y cada día era una. A día de hoy aún no sé por cuál decantarme y suceden cosas extrañas cuando hablo del disco, soy puro instinto y se me ha podido oír decirle a la gente que “Chinches” es una canción sexy (tranquilos, yo tampoco sé qué significa pero al escucharla lo entenderéis, al fin y al cabo ya os he dicho que muchas veces sus canciones no hay que entenderlas sino simplemente sentirlas).


Atarax” (¡¡¡HIT!!!) me parece el gran descubrimiento del disco, una canción que te hace sentir la ligereza (y extrema satisfacción) de quitarte un gran peso emocional de encima y cualquier persona mínimamente involucrada en la vida moderna se puede sentir reflejada en “El perro del vecino”: “Por las noches Orfidal para no pensar de más / Él sabe muy bien que está muy mal” (¡Larga vida a las benzodiazepinas!). Y “Además”.... ¿Qué os voy a decir? A veces sueño con que entro en un bar y únicamente suena a lo largo de toda la noche los últimos 50 segundos de la canción en bucle. Todo lo que sucede desde que aparecen los violines finales es pura magia rompepistas.


La genialidad de Amatria no reside únicamente en su capacidad para crear auténticos hits de synthpop; él es capaz de conjugar los sintetizadores con ambientes más melancólicos y estos con melodías que invitan al éxtasis. Este es el gran acierto de su último disco y es el motivo por el que ahora mismo (al menos si os queréis un poco) deberíais estar escuchando sus discos, todos ellos, mientras empezáis a plantearos cambiar vuestra firma en el correo corporativo por algo así como:

Juan Antonio García

Senior Assistant

COMPRAD EL DISCO DE AMATRIA


Amigos, el ascenso es vuestro.










13 de abril de 2015

Consultorio del Amor

Todos de pequeños soñamos con hacer grandes cosas en la vida. Con el tiempo uno se topa de frente con la realidad y empieza a plantearse que muchos de esos sueños son inalcanzables y/o nunca se cumplirán. Yo ya he dejado muchos atrás, como presentar un reboot de “El diario de Patricia” que sería una versión mejorada (si acaso eso es posible) donde drag queens provincianas harían cambios de look a señoras antes de sus citas a ciegas con señores llamados Torcuato o protagonizar uno de esos anuncios de cremas antiedad en el que me pasaría 20 segundos en pantalla simplemente sonriendo y diciendo palabras aleatorias como “piel”, “brillo” o “crema” mientras me acaricio de vez en cuando el pómulo con la yema del dedo e intento aparentar que estoy viviendo un momento inolvidable. Pero después de lo que está a punto de suceder, puedo deciros que lo peor que nos puede pasar en la vida (en sentido metafórico, en sentido literal lo peor que nos puede suceder es perder cualquier tipo de amor propio y empezar a vestir “ropa cómoda”) es perder la fe en nosotros y nuestro futuro. Porque hoy puedo decir que se cumple uno de mis grandes sueños, uno que ya daba por imposible: tener mi propio consultorio amoroso.

A partir de hoy seré vuestro guía sentimental, seré quien os guíe en el angosto camino de las relaciones sentimentales cuando más lo necesitéis, cuando vuestro corazón ya no haga conexión con vuestro cerebro y la incertidumbre os lleve a una especie de limbo emocional donde empezáis a hacer cosas que en un estado normal nunca haríais como descargar Tinder (asumidlo, eso nunca funciona), dejaros ver en público con esos pantalones acampanados que llevabas una década sin usar (cada vez que alguien hace eso un gatito muere en brazos de una niña huérfana) o pintaros las uñas de colores fantasía (si ese es tu caso sintiéndolo mucho no puedo ayudarte, ya es demasiado tarde para ti). Y sé que os estaréis preguntando qué me convierte a mí en un experto en cuestiones amorosas y por qué soy digno de aconsejar en materia de relaciones sentimentales usando frases manidas y pomposas dignas de una radionovela.

Yo me crié viendo comedias románticas. Para mí Disney era algo completamente absurdo y sin sentido. A mí lo que me gustaba eran las grandes historias de amor, me emocionaba con cada película de Sandra Bullock y obligué a mis padres a ir tres veces al cine a ver “Novia a la fuga” porque quería aprenderme de memoria el discurso final que le hace Julia Roberts a Richard Gere. De hecho cuando por fin me lo aprendí, lo escribí en una carta de intercambiar que previamente había perfumado y a la que le había quemado los bordes para que fuese rabiosamente romántica y se la di a una amiga de mi hermana que “me gustaba” (y así chicos y chicas es como se sale del armario ante la familia). La cuestión es que he visto todas las vivencias cinematográficas de las más grandes de la comedia romántica, véase Meg Ryan, Julia Roberts y Sandra Bullock (Drew Barrimore lo intentó pero la cosa no llegó a cuajar). Básicamente es como un máster no convalidado en amor arrollador y relaciones aparentemente imposibles.

Dicho esto y sin más dilación, inauguro oficialmente el Consultorio del Amor con una duda real que recibí en mi correo personal la semana pasada.







Querido Popfástico,


Primero que todo, muchas gracias por tu blog, por existir y por iluminarnos día a día con tu sabiduría musical. Te escribo confiando en que sabrás hacer buen uso de este, mi email, e inaugurarás una de tus (auguro que más que exitosas) secciones.



Por tus post no me cabe la menor duda de que eres una persona rica en experiencias y con múltiples vivencias. Es por eso que me he animado a escribirte para que me aconsejes y me guíes en estos momentos tan confusos para mí.

Pues bien, te comento, querido Popfástico: Estoy conociendo a un chico (¡Oh, drama!). Sí, drama. Tras muchos años de vida libertina ha aparecido en mi vida alguien inesperado, que me hace “sentir cosas” y que no me canso de ver. Para alguien como yo, que no está acostumbrado al amor, a los sentimientos y las parejas, esto es un drama. ¡No sé que hacer! Él me gusta de verdad, hacemos cosas de pareja, pero me agobio. Me agobio ante el pensamiento de “tener algo serio” y en el fondo tengo miedo de que sea otro fracaso como muchos otros antes. ¿Qué hago? ¿Sigo hacia adelante? ¿Apuesto por ello? Estoy muy confuso, ¡nadie me había hecho sentir estas cosas antes!



Querido anónimo (de ahora en adelante espero que indiquéis vuestro signo del zodíaco para poder dirigirme a vosotros con propiedad), en primer lugar me gustaría agradecerte las palabras tan bonitas que me dedicas y la confianza que depositas en el blog en general y en mí en particular. Dicho esto, quiero que sepas que tu consulta me parece una gran falta de respeto hacia los lectores de Popfástico. Piensa por un momento en todas esas personas que están leyendo esto ahora mismo sentadas con la batamanta frente al ordenador viendo Sálvame de fondo y esperando que su pizza congelada está hecha (porque la esperanza de que ese amante furtivo del fin de semana pasado les llame ya la perdieron el martes). Todas esas personas matarían a su vecina de 60 años que les lleva lentejas cada lunes si con eso encontrasen a alguien que, de forma recíproca, les hiciese “sentir cosas”, no estarían montando el drama. Dicho esto, no me ha quedado muy claro eso de "sentir cosas"; no sé si sientes retortijones, calambres en una pierna o un escozor agudo en la axila en cuyo caso deberías dirigirte de forma inmediata a tu médico de cabecera.

Pero, no te alarmes, me veo obligado a regirme por el juramento hipocrático que hice al licenciarme en la Universidad del Amor (UA), así que igualmente voy a atender tu consulta.

Vayamos por partes, dices que no estás acostumbrado al amor pero también dices que has vivido muchos fracasos amorosos anteriormente. ¿En qué quedamos? O has tenido relaciones o quizás has hecho tuyas las que ves en las telenovelas a mediodía mientras te das a la vida libertina (¿cruising quizás?). En cualquier caso, entiendo que efectivamente has tenido relaciones anteriores que fracasaron estrepitosamente y, llegados a este punto, me gustaría que te plantearas por qué fracasaron. Quizás sea por tu miedo a iniciar una relación y todo lo que ello conlleva (ya no te digo miedo al compromiso porque igual al escuchar esa palabra cambias de identidad, te haces las californianas y te mudas a Alaska para que el chico en cuestión no te encuentre). Debes saber que el miedo es siempre una barrera en cualquier relación y, además, se huele a lo lejos a una persona que tiene miedo, al igual que se puede detectar enseguida a una persona que está desesperada por emparejarse con la primera persona que se le cruce, y nadie quiere a su lado una persona con miedo o una persona desesperada (aunque siempre es muy divertido contar con un desesperado o una desesperada en tu círculo cercano).

No puedes dejar que el miedo se interponga en tu camino porque, como te he dicho, afecta a las dos personas y puede hacer que algo que podría ser una bonita relación de amor se quede en un simple polnic (polvo + picnic). Puede que si arriesgas tu corazón y pones las cartas sobre la mesa al final pierdas y acabes herido, pero siempre habrá alguien cerca tuyo para ayudarte y animarte. Pero si no lo intentas, nunca podrás recuperar todo lo que no llegó a pasar. Y claro que puede ser que al final esto no lleve a ningún sitio y que hayas apostado tu corazón por un chico que resulta ser un psycho killer o, peor, resulta ser Víctor Lenore (en la UA nos enseñaron a tener tolerancia cero con la gente que critica a Family). Pero una cosa te voy a decir, las cosas hay que vivirlas, no tiene sentido dejar de actuar simplemente por miedo a sufrir. En ese caso nunca habrías hecho nada y, para empezar, nunca habrías llegado a conocer a este chico ni habrías empezado a "sentir cosas" (en serio, si es un escozor agudo en la axila ve al médico YA). Y ante todo recuerda que la vida, y sobre todo el amor, es solo para los valientes.

Así que desde aquí te animo a que te lances a la piscina y te dejes llevar sin perder nunca de vista tu corazón, que muestres tus cartas no significa que tengas que descuidarlo y dejarlo totalmente en manos de otra persona, al fin y al cabo es tu más fiel compañero de viaje. Ya verás cómo esta actitud en la vida te da muchas alegrías y, quizás no hoy, quizás tampoco mañana, pero solo así algún día llegarás a conocer al hombre de tu vida.

Para terminar te dedico una canción que creo que se ajusta a tu situación actual y puede ayudarte a ver que una relación la conforman dos personas, no una, así que te voy a poner deberes pop: escucha esta canción y piensa que te la está cantando este chico tan maravilloso que intenta romper la coraza que le has puesto a tu corazón. Es importante que también pienses en cómo se siente él ahora mismo.




Espero que haberte ayudado con tu consulta y que nos cuentes los avances en vuestra relación que, seguro, acabará en boda (de momento yo ya me he comprado una pamela oversize porque confío en que gracias a mi gran consejo os acabaréis casando y seré invitado de honor). 

Si alguien quiere hacerme llegar una duda sentimental puede hacerlo mandando un correo con el asunto “Consultorio del Amor” a patrickdyphuso@gmail.com