23 de noviembre de 2015

Consultorio del Amor

El mundo me estaba esperando. Han sido unos meses de ausencia complicados en los que me he sentido cual Batman encerrado en su batcueva ante la idea de que Gotham ya estaba a salvo y no le necesita. Pero me despierto de mi letargo y veo que no es así, que el pop todavía el mundo y que en ningún telediario se habla de la vuelta de Cola Jet Set.

Me he dado cuenta de que debo hacer algo al respecto y por encima de todo me he dado cuenta de que le debo al mundo no solo seguir tratando de salvar el pop sino también continuar con el Consultorio del Amor (no está en absoluto relacionado con el hecho de que sea la única sección que la gente se lee entera) para desenredar todos esos corazones estrechados ante la adversidad (vamos, que aún no sabéis diferenciar entre sexo y amor y tengo que venir yo a explicaros . Sé que algún día me daréis una gran sorpresa y sabréis cuándo una penetración no da más de sí, pero hasta entonces tranquilos que aquí está Patrick Dyphuso para vosotros).

Como en este largo proceso que ha durado mi ausencia he descubierto que no hay nada que me interese más que lo que me sucede a mí mismo he decidido protagonizar mi comeback y resolverme mi propio drama amoroso confirmándome así como un alma narcisista. He intentado mantener conmigo la misma distancia emocional que tendría con cualquiera de vosotros.

Y, sin más dilación, el Consultorio del Amor de Popfástico:







Querido Popfástico,

Me gustaría comenzar diciendo cuánto te admiro; me pareces un ejemplo a seguir y tu prosa me parece tan deliciosa como hilarante. He leído infinitas veces tu consultorio del amor y ahora que me veo en una encrucijada emocional sé que solo tú me puedes ayudar. Necesito uno de tus sabios consejos en temas amorosos.

Verás, soy un joven libra que sin quererlo ni beberlo se ha visto envuelto en una situación complicada y siento que ahora mismo mi corazón se encuentra en una montaña rusa de emociones. Voy a intentar no ponerme demasiado melodramático, pero si lo hago quiero que comprendas que se debe a que estoy muy confundido.

Hace una semana hice algo de lo que no me siento especialmente orgulloso y en un momento de debilidad (debido quizás a las tres copas de vino que llevaba encima) y estando solo en casa aburrido decidí jugar un rato a Tinder y de repente empecé a hablar con un chico que a los 5 minutos de conversación ya me había cautivado con su aparente elocuencia. Me dejé llevar y seguimos hablando y cada vez pintaba mejor la cosa así que ni me lo pensé y quedé con él al día siguiente. Me sorprendí a mí mismo al no usar con él mi excusa estrella, la que uso en estas situaciones para poder hacer bomba de humo en caso de que la cita sea un desastre y que consiste en avisar de antemano al chico en cuestión de que esa noche tengo una cena ineludible que en caso de que me guste el chico se cancela por motivos ajenos a mí. La verdad es que pensaba que en persona la conversación no fluiría de la misma forma y/o no habría atracción física (de hecho me daba pavor pensar que tendría voz de pito, lo siento por los afectados por esa enfermedad pero no me gustan los chicos a los que aún no les han bajado los testículos).

Miedo me da cómo va a continuar tu consulta amorosa si ya de entrada cometes el fallo garrafal de confesar públicamente cuál es tu excusa para huir de alguien que no te gusta porque no te atreves a enfrentarte a él. Igual has pensado en aprovechar la ocasión para hacerle entender a alguien por qué no le has devuelto nunca la llamada lo que supondría ser cobarde ante la cobardía y, desde luego, muy retorcido.

Pero nada más lejos de la realidad, fue todo maravilloso e increíble, demasiado increíble incluso, sobre todo me gustaría destacar que me dio una piruleta que te tatúa en la lengua un anillo de compromiso y eso es lo peor/mejor que le puedes hacer a alguien como yo cuyo producto favorito de Tiger es una cubitera que hace hielos con forma de anillo de compromiso. Al día siguiente salí de su casa sintiéndome Joseph Gordon-Levitt en la escena del flashmob de 500 days of Summer. De repente algo hizo “click” y creí haber encontrado al hombre que me sacaría de ese largo paseo por el desierto que es la soltería.

Vale, me asalta una pequeña duda: ¿acaso el chico en cuestión sabe que tu producto favorito es la hielera que hace hielos con forma de anillos de compromiso? Porque me atrevo a suponer que no (no creo que nadie pueda ser tan lerdo de confesar eso en la primera cita, incluso es preferible contar que acabas de salir del Proyecto Hombre). Partiendo de esta entiendo que acertada suposición, seguramente lo de dar piruletas de anillo de compromiso sea marca de la casa. No quiero ser muy duro contigo pero me parece que insinúas o que el chico en cuestión ha descubierto de forma mágica que te gustan las cosas con forma de anillo de compromiso o que te ha pedido matrimonio y francamente no tengo tiempo de explicarte todo lo que está mal en cualquiera de esos dos escenario. En cualquier caso, ¿dónde dices que venden esas piruletas?

As

Sé que te sonará precipitado pero me conozco lo suficiente como para saber cuándo puedo llegar a sentir algo importante por alguien y si hubieses visto lo insoportablemente lleno de amor y felicidad que estuve en el trabajo ese día lo entenderías perfectamente. Hacía mucho tiempo que no me sentía así de vivo después de conocer a alguien, para ser más exactos desde que conocí a mi último ex.

El problema llegó al día siguiente. Llegué a su casa prácticamente con el Vogue Novias bajo el brazo y, bueno, a lo largo de la noche y por lo que pude extraer de diferentes conversaciones creo que ha roto muy recientemente con su novio y también creo que fue una relación de nueve años. Por si con eso no tuviese suficiente con lo que lidiar, ya en la cama a punto de dormir me preguntó a qué hora quería que pusiese la alarma y cuando encendió el móvil para ponerla vi que tenía varias notificaciones de Tinder.

Hay algo que se me escapa ahora mismo. Has usado la palabra “creo” tantas veces que ha perdido su significado. ¿Acaso estás seguro de que acaba de salir de una relación?, ¿sabes a ciencia cierta que dicha supuesta relación ha durado nueve años?, ¿estás seguro de algo de lo que me estás contando? Espera, igual también “crees” que has conocido a un chico maravilloso pero realmente has estado yendo a alimentar al gato de tus vecinos. Quiero pensar que no, pero me alegra ver que a pesar de tener dudas acerca de si este chico quiere estar contigo hayas decidido dar detalles lo suficientemente concretos como para que el chico sepa que estás hablando de él si lee esto y a la vez hayas incluido en tu descripción sobre vuestros encuentros el “llevar el Vogue Novias bajo el brazo”. Eso desde luego le tranquilizará mucho, no le dará en absoluto la sensación de que eres una persona inestable y le hará mantenerse pegado a ti. Bien hecho.

Como era de esperar de repente me sentí como Joseph Gordon-Levitt en la escena de “expectativas vs. realidad”. Pero, claro, él no deja de tener gestos y palabras bonitas hacia mí que hasta ahora yo interpretaba como señales muy positivas y de repente pienso que quizás no significan nada y también que quizás debería dejar de pensar en cuándo sale el próximo número del Vogue Novias cuando me lanza una de esas señales que ahora se plantean tan confusas.



Ahora no sé muy bien cómo actuar con él y solo pienso en que lo mejor sería boicotearme a nivel emocional y perder el contacto con él antes de que para mí esto sea algo demasiado real como para obviarlo (cuando creo que claramente para él no lo es).

Y esto es todo lo que tengo que decir mi adorado Popfástico. Como ves necesito tu consejo y lo necesito rápido, antes de que esto se me vaya de las manos o tome una decisión precipitada. Siempre he creído en agotar todos los cartuchos cuando realmente sientes algo por alguien, pero ahora mismo creo que sería mucho más inteligente protegerme.



Bien, vamos a tomarnos un momento para respirar. Voy a comenzar recomendando a mis lectores que por favor se tomen un complemento vitamínimo cargado de ginseng (o siete litros de redbull en su defecto) para contrarrestar tu soporífero texto que ha debido de tener en ellos el mismo efecto que cuatro pastillas de diazepan. Ahí va mi primer consejo querido libra: búscate a alguien de confianza a quien vomitarle toda tu historia para poder filtrar lo importante a la hora de exponerle la historia a desconocidos porque si te paras a pensarlo todo tu texto se puede resumir en unas pocas líneas: “Voy a excusarme por usar aplicaciones para conocer a chicos para sentirme por encima del resto de homosexuales. Pero las uso y he conocido a un chico maravilloso que acaba de salir de una relación larga. DRAMA, DRAMA, DRAMA”. ¿Ves? No es tan difícil querido libra. Además, si tan hilarante y deliciosa te parece mi prosa deja un poco de espacio para que te conteste que yo a mis lectores no les puedo soltar después de medio año un mazacote de cuatro páginas de word así de buenas a primeras. ¿Querías aprovechar quizás la ocasión para deslumbrarnos con tu prosa? Intuyo en ti a una pequeña Eve Harrington y eso no me gusta nada (muchas gracias por tus bellas palabras sobre mi prosa por cierto, trabajo duro para intentar superarme día tras día).

Dicho esto, vayamos con tu drama. No te voy a negar que te encuentras en una situación difícil y siento avisarte de que no vas a encontrar en mis palabras el consuelo que seguramente esperabas (Aviso: si lo que quieres es escuchar un “pero no seas tonto, claro que le gustas” necesitarás una segunda persona de confianza a la que vomitarle tus problemas, en este caso tendrá que ser alguien con un CI considerablemente más bajo que el de la primera y la inteligencia emocional de una papaya).

Todos conocemos esa increíble sensación de creer haber encontrado a alguien especial, alguien que nos haga intentar superarnos para impresionarle; alguien que haga que todo nos parezca maravilloso; alguien que por fin le dé sentido a cortarse las uñas de los pies. Es una sensación emocionante y el mejor consejo que te puedo dar es es que la aproveches. Disfrútala. Llega muy pocas veces en la vida y como con las temporadas de The Comeback nunca sabes cuándo va a volver.

Más que nada veo un gran problema en todo esto: cuando uno sale de una relación no está preparado para meterse de lleno en otra. Se necesita tiempo para volver a montar tus esquemas, esos que se destruyen al acabar una relación y, por encima de todo, necesitas tiempo para ti, para redescubrirte en este nuevo contexto en el que te encuentras de la noche a la mañana y así poder reformular tus esquemas. Así que o bien te has topado con una persona que está recuperando el tiempo perdido en aplicaciones de sexo (las cosas por su nombre) pero a la vez echa de menos el cariño, la ternura y la complicidad de una pareja que acaba de perder y entonces intenta mezclar todos los elementos en un batiburrillo imposible, o bien has topado con una persona que encadena relaciones porque es incapaz de estar sola. Ante este panorama claramente es preferible la primera opción, así el tortazo en la cara te lo dan en cuestión de una semana, no te pasas años siendo abofeteado por una persona con claros problemas personales seguramente inducidos por una relación extraña con Bill Cosby a temprana edad.

Y sé que ahora mismo estarás pensando que existe una tercera opción, un punto intermedio en el que este maravilloso chico de repente se siente maravillado por ti y es capaz de saltar a una relación para la que no está preparado porque no quiere perderse lo que puede vivir contigo. Bien, también dicen que existen los bisexuales y Bigfoot. Y NO.

Pequeño inciso: Queridas asociaciones LGTBI, podéis hacerme llegar vuestras vehementes quejas sobre mi falta de conocimiento y sensibilidad por los “bisexuales” a patrickdyphuso@gmail.com. Os contestaré lo antes posible.

Así que tu tarea es harto difícil porque tienes que ser práctico y, por encima de todo, muy inteligente. Piensa que la primera vez que te engañan es su culpa, pero la segunda vez ya es tu culpa. No te puedo decir que huyas porque eso sería como hacer que no he aprendido nada de “Notting Hill” (que es mi mayor referente en cuestiones amorosas y algo así como la biblia del amor), pero ve con cuidado porque me da la sensación de que después de mucho tiempo buscándolo por fin has encontrado tu corazón y en vez de guardarlo en tu pecho a buen recaudo, lo mantienes en las palmas de tus manos, desprotegido. No pierdas la oportunidad de conocerle pero mantente atento a las señales y cuando las haya, si las hay, sal corriendo y pon tu corazón a buen recaudo. Ya lo has encontrado, ahora no lo vuelvas a perder. Nunca me cansaré de reptiros a todos que la persona más importante en cualquier tipo de relación siempre es uno mismo aunque algunas veces debamos hacer alguna que otra concesión.

Espero que mis sabias y expertas palabras (recordemos lo de “Notting Hill”) te ayuden a afrontar este momento (el de descubrir que tienes la capacidad de síntesis de un mapache). En el tema amoroso, espero haberte ayudado a ver con más claridad cómo debes gestionar esta situación porque para el tema que planteas no existe una solución mágica, sin embargo siempre puedes hacer ejercicios para aprender a resumir textos. Igual esa es la lección que debes aprender de toda esta historia.


Como siempre, os recuerdo la dirección a la que me podéis hacer llegar vuestras dudas existenciales que intentaré leer y solventar lo antes posible si las quejas de las asociaciones LGTBI me dejan algo de tiempo: patrickdyphuso@gmail.com

6 de mayo de 2015

Conversación con Axolotes Mexicanos



Entiendo que a estas alturas ya no es ningún secreto que poseo un espíritu de fan fatal cuya única explicación lógica es que sea la reencarnación de alguna de las jóvenes que aparecen en los vídeos de las actuaciones de los Beatles en las primeras filas exaltadas, emocionadas y soñando con otra época en la que no fuesen a ser repudiadas socialmente por lanzarles las bragas y condones agujereados al escenario (de vez en cuando busco en Grupon ofertas de sesiones espiritistas para tratar de confirmar mi teoría). Ya había hecho mis pinitos como fan fatal de los Axolotes Mexicanos cuando les vi por primera vez en concierto como teloneros de Papa Topo en 2013 pero llegué al punto de no retorno cuando lanzaron en febrero su primer mini-LP. Bueno, realmente creo que llegué a ese punto de amor incondicional cuando descubrí que el disco se llamaba “Holi <3” (invito a todo aquel que no esté de acuerdo en que es el mejor título que se le ha puesto a un disco en toda la historia del pop que, por favor, abandone esta página inmediatamente) y aunque solo hubiese estado compuesto por ocho canciones conceptuales que recogiesen el sonido de caracoles escalando una pared pero a diferentes velocidades, yo hubiese dicho igualmente que es uno de los mejores discos del año.

Por suerte no tuve que renunciar a mi credibilidad como popero de bien y realmente han sacado uno de los mejores discos del año. De hecho, a punto de alcanzar el ecuador del año, “Interestelar” sigue a la cabeza junto a “Muero de amor” de La Bien Querida compitiendo por el título a mejor canción del año. Es la canción de pop perfecta, con aire épico y atemporal, una de esas que con la primera escucha notas cómo empieza a fallarte el esfínter uretral (un hacerse pipí de la emoción de toda la vida, vamos) y sabes que debes estar preparado para las próximas veces que la escuches (toda la vida seguramente) y necesitarás un cargamento de Tena Lady para ahorrarte situaciones bochornosas.



Quedar a tomar un café con Olaya, vocalista de los Axolotes y futura it girl, suponía un reto, sobre todo después de que te diga antes de veros cosas como “Soy una diosa Escorpio” y leer esta entrevista suya en VanishingPoint. Un reto por no saber si sería capaz de estar a la altura y un reto porque no sabía si iba a encontrarme a una persona con un encanto natural arrollador o si me iba a encontrar a una mamarracha / persona con algún trastorno de personalidad persona joven y alocada. Pero además de ser fascinante y tener una personalidad que te embauca, enseguida descubrí que tiene rotacismo (incapacidad para pronunciar el fonema “r”). Veréis, puede sonar extraño pero para mí es la cosa más adorable del mundo y hace que interiormente le profese amor eterno a una persona con rotacismo en el caso de que sea mujer, si es hombre tiene todas las papeletas para convertirse en mi futuro marido (así que si queréis convertiros en mis futuros maridos solo tenéis que dejar de pronunciar la erre, a no ser que lleve cuatro copas encima en cuyo caso solo tenéis que cruzar tu mirada con la mía, aunque sea por accidente ). Pero Olaya no es solo una persona que necesita un logopeda, es una persona encantadora con la que debatir sobre cómo quitar manchas de vestidos y, más importante, es la nueva diva del pop patrio.

Todos los que fuimos a su último concierto en la Siroco lo pudimos ver. Quizás la actuación se movió todo el tiempo entre la fina línea que separa el mejor concierto de tu vida de un concierto realmente bochornoso. Más que nada cuando les empezó a fallar el equipo y acabaron tocando “Interestelar” en playback. “Fue lo mejor y lo peor del concierto. Me di cuenta de que no habíamos puesto a cargar el ordenador y el cargador es como que se petaba y entraba ruido. No sé por qué, nunca nos había pasado, quizás porque es un cargador de los chinos”. Así que acabaron haciendo playback, como las grandes estrellas del pop, y por primera vez en mi vida vi la sala Siroco llena y a todo el público coreando al unísono una canción mientras saltaban y comenzaba un amago de pogo. “Fue muy bonito, de hecho viendo los vídeos es todo como muy bonito. Muchos eran amigos nuestros pero había mucha gente a la que no conocía y realmente cantaba los temas y eso es muy guay”. Cualquier otro grupo más curtido hubiese acabado tocando el tema en acústico pero ellos, que aunque no lo parezca tienen 20 años, nos dieron lo que queríamos. Y digo que no los aparentan porque realmente cuando les ves piensas que todavía son menores de edad: “Tenemos 20 años, pero no hemos crecido tío. Las Hinds por ejemplo tienen también 20 años pero parecen más mujeres, nosotros seguimos pareciendo chavalinos”.




Al final del concierto salió Carlos René a tocar con ellos “Disparo de amor” (algún día os contaré cómo fue el momento en el que descubrí que esta no era una canción de amor inocente y romántica que trataba sobre el amor a primera vista sino lo que realmente es: una historia de lefazo a simple vista). Carlos ha producido el disco junto a Juan, guitarrista del grupo y mellizo de Olaya. Muchas de las canciones de “Holi <3” las llevan tocando desde 2013 cuando empezaron a presentar su primer single, “Infectados”, para la colección New Adventures in Pop de Elefant. En esa ocasión tuvieron como productores a Iván y Eva de Linda Guilala. “Ha tardado tanto en salir el disco pero también tardamos muchos meses en ponernos, terminar algunas canciones y grabarlas. También es muy perfeccionista Carlos. Lo que grabamos con Iván y Eva fue en cosa de un fin de semana y entre que están en Vigo y nosotros en Madrid...Además todo sonaba como con mucho delay y muy suave. Al final este disco es muy guay pero sonamos muy pop, que no me molesta, pero a mí me que las cosas sonaran más sucias, pero eso no es cosa mía porque también importa lo que piensen Juan y Step que son los que están puestos en cosas de sonido y hacen la música. Realmente sonamos todo lo punk que podemos sonar sin tener batería de verdad y sin ser un grupo de punk de verdad. Somo ahí los chicos malos de Elefant”.

La cuestión es que tampoco es que sean especialmente prolíficos componiendo canciones (quizás esa sea su secreto para dejarnos algunas de las mejores letras que hemos escuchado en nuestra vida, como en la demo "Me gusta ser una gorda" donde dicen "Quiero lanzarle una pizza con cordel a esa foca que se llama Adele") . “Juan me hizo reescribir “Interestelar” tres veces. La primera versión trataba sobre ídolos que viven en el espacio, luego la segunda era sobre una chica que se va a la luna para olvidar al chico que le gusta y hay un trocito de la canción que lo metí ahí en la versión final porque era como 'ya está'. Soy un poco vaga, no hago canciones porque no se me ocurre nada. Cuando no sé de qué hablar hago una canción de amor que es súper fácil porque se compone todo de clichés y luego las letras ahí con más mala leche y más hijas de puta las hace igual Stephen (bajista del grupo). Hasta mi hermano me dice que me haga un tema, pero necesito uno del que hablar y luego ya lo hago. Lo que me ha pasado las últimas veces es que tengo la idea cuando salgo y luego no me acuerdo”. Procesos creativos mientras beben; os dije que era auténticas estrellas del pop.



Aunque llega un momento de la conversación en la que te das cuenta de que considerar que son un grupo de pop tal cual es pecar de purista. Es como decir que ser mujer florero es antifeminista (la gente no entiende de los placeres de la vida). Así, puedes hablar con Olaya media hora tan tranquilamente de lo fascinantes que son las primeras maquetas de Papa Topo (algo que ya os avisé aunque por desgracia se ve que no tienen intención de regrabarlas o volver a tocarlas) o sobre las maravillas del bakalao (ahora que ya lo he confesado no tengo que esconderme más) y de repente descubrir su fascinación por el rap. Algo, que además, servirá como base para su siguiente videoclip: “Yo es que soy súper fan del rapero Costa, un rapero súper malo que tiene una lágrima tatuada y todos sus temas son como súper machistas y también de Carmona que tiene vídeos muy locos, así él rapeando con una motosierra. Cosas muy guays. Ahora queremos hacer un nuevo videoclip de rap y coger la canción más pop que tengamos pero poner un perro de raza peligrosa y a cuatro furcias para que meneen el culo y yo me pongo ahí con colgantes y la gorra de Caja Rural. Luego además compramos Champín o algo así y nos queda un videoclip de rap súper apañao”.

Vale, de primeras puede sonar un poco horrible, pero te paras a pensarlo y ya se lo perdonamos en su día a Lily Allen cuando sacó el vídeo de “Hard out here” y, ¿acaso hay algo más maravilloso que un grupo haciendo cosas divertidas? Eso es exactamente lo que necesitamos en nuestras vidas. No sé vosotros, pero yo estoy harto de ver grupos que creen que tienen que ser serios o aburridos para que parezca que se toman su carrera en serio. Necesitamos ampliar nuestros horizontes (sí, con Champín y furcias).

Ya después de esta noticia no te extraña que Olaya planee grabar de verdad un tema de rap: “Quiero hacer una canción como medio de rap en plan coña con mi amigo Gonzalo Flu. Pero un rap súper malote. Tenemos una frase que es 'Follando duro sin condón en la fiesta Flor de Pasión'.No tenemos nada juntos pero todo es ponerse. En verdad lo único es hacer una canción y ya. Igual luego quizás seguir con la broma, pero ya tengo bastante con los Axolotes”.



Pero realmente la entrevista solo fue una excusa para averiguar lo que realmente interesa. En “Te miro mientras duermes” hablan sobre acosar al chico al que ves como tu futuro marido y no puedo ser más fan de acosar a maridos imaginarios con quienes concebir (imaginariamente) una familia y una vida juntos, así que tenía que preguntarle a Olaya qué consejos podía darle a los lectores de Popfástico para acosar y su contestación fue mística, de esas que te hacen pensar y buscar en tu interior, muy del tipo horóscopo del Hola: “Yo creo que cada una debe ser fiel a su propio estilo de acoso y seguirlo”. Pero, ¿qué clase de acosadora es ella? “Yo soy una acosadora vergonzosa. El mío es acoso disimulado, tiro como indirectas a sus amigos, solo si no está el chico, y dejo caer cosas como “ay..mi futuro marido...”. En verdad lo de 'Te miro mientras duermes' es lo que haría si pudiese...pero no puedo”.

Una vez leí en una crítica en la que el periodista decía "si este grupo no existiese, habría que inventarlo" y aunque me encantó que alguien usase una frase de fan fatal tan extrema, me costaba encontrarle su aplicación a mi propio universo musical. Hasta que descubrí todo lo que conforma el mundo Axolotes Mexicanos claro. Un grupo como ellos resulta completamente necesario en la escena. Quizás sea su juventud donde resida la magia que les convierte en un grupo único que no conoce los límites ni los filtros. Y es entonces cuando piensas que ojalá nunca se lleguen a embrutecer con la vida adulta.

27 de abril de 2015

Grupos que no entiendo por qué no llenan estadios III: Amatria

Ojalá pudiésemos diseñar a nuestro antojo quiénes somos. No hablo de la apariencia física (si fuese así las aplicaciones para “ligar” se llenarían de apodos terminados en “XL”). Estoy hablando de escoger quiénes somos realmente, nuestro verdadero yo. Pero la realidad es que eso es imposible y al final la vida no se trata más que de pulir lo que somos y tratar de obtener la mejor versión posible de nosotros mismos, como un productor al que se le entrega una maqueta y tiene que intentar convertirla en un éxito o, al menos, en una buena canción (aunque en algunos casos lo máximo a lo que se pueda aspirar es a acabar siendo un descarte). Y todos sabemos que luchar contra nuestros instintos o aprender a manejarlos es muy difícil, mirad a Dexter cuánto le costó manejar su instinto homicida. Al igual que él yo también tengo que luchar con fiereza con mi oscuro pasajero y es que, queridos lectores, ha llegado la hora de que os confiese uno de mis grandes secretos. He intentado mantenerlo oculto mucho tiempo pero tarde o temprano iba a saberse y prefiero filtrarlo yo antes de que los medios independientes lo hagan: aunque muchos penséis que vengo de un lugar exótico y maravilloso, yo vengo de lo más profundo de la Comunidad Valenciana. Sí, habéis escuchado bien, soy hijo de la ruta del bakalao. Ojalá hubiese tenido ocasión de elegir pero no fue así y ahora soy de esas personas que alzan los brazos y gritan con efusividad cuando empieza a sonar “Flying free” o muestra un entusiasmo exacerbado cuando una canción incluye el que es el verdadero himno de la ruta del bakalao aunque nadie lo tenga en cuenta: el sonido de la bocina de barco.

Si algo aprendimos de Dexter es que lo más importante es aplicar un código ético con el que manejar tu oscuro pasajero y canalizarlo. El mundo del pop está lleno de casos semejantes, de hecho se rumorea que La Bien Querida sufre querofobia, término científico para denominar el miedo a la felicidad, y mirad qué bien lo ha sabido canalizar creando de la nada una carrera musical de éxito basada en la imposibilidad de ser feliz.

  
Instantánea del momento en el que La Bien Querida conoció sus nominaciones en los Premios de la Música Independiente

Yo he luchado por dejar atrás el placer del chunda chunda (ojalá pudiese vivir toda una vida a base de "shubi dubis" y "sha-la--las" pero no puede ser) y lo conseguí abrazándome a los sintetizadores y a todos aquellos artistas que los usan con virtuosismo para crear himnos sin mirar atrás, sin miedo y, ante todo, sin posibilidad de retorno. Es por eso que el día que descubrí por casualidad “El golpe” de Amatria me volví loco, empecé a marearme y a tener visiones de un paraíso utópico en el que Joe Crepusculo usaba acondicionador de pelo y la gente no se engañaba pensando que Brian Hunt es guapo.

Lo que siguió a ese momento fue una escucha compulsiva de la canción, creo que llevé a un nuevo nivel el concepto “modo bucle”, cuyo resultado seguramente sea que a Amatria le llegue en algún momento un cheque de Spotify gigante de cartón envuelto en un lazo rojo por valor de 10.000 euros (y, sí, sé a cuánto se cotiza la escucha en Spotify así que creo que me debes una caña). Con el paso de los días empecé a sospechar que lo de Joni Antequera era algo grande así que empecé a escuchar su último disco, “Amatria”, y después de dos canciones lo tuve claro: ese era el comienzo de una gran historia de amor, una de esas historias arrolladoras en las que me cuesta dejar de hablar de él con todo el mundo y en muchas ocasiones inicio conversaciones solo para poder hablar de él (“Perdona, ¿tienes fuego?, ¿tú también crees que '11 baños 20 euro' es un himno atemporal?”) y aunque por edad no me toca todos sabemos que llegado el momento me compraré una carpeta de anillas para poner sus fotos.


Para cuando quise darme cuenta había pasado una tarde completa escuchando sus discos y, como buen acosador que espero ser algún día, busqué toda la información que pude sobre él. Con cada canción mi sobreexcitación alcanzaba un nivel más alto hasta que llegué a “11 baños 20 euros” y ya entendí que Amatria es algo grande, está por encima de nuestro entendimiento. Estamos atados de pies y manos y lo único que podemos hacer es aceptarlo tal y como es: una joya pop.


Al igual que La Bien Querida tiene que empezar a entender que con “Muero de amor” ha tocado techo y no se puede hacer algo más fantástico, maravilloso y perfecto (a esto, queridos amigos, se le llama una de cal y una de arena), si Joni consigue hacer una canción que suene más pasional y arrebatadora yo ya me pongo a recoger firmas para que le pongan su nombre a una calle. Y es que al igual que en la mayoría de sus canciones, esta también posee una letra un tanto críptica y aunque me reconozco fiel a las letras arrebatadoras pero él lo compensa todo con unas melodías que te arrastran a un estado anímico concreto sin que te des cuenta. En esta canción sientes la turbación de un punto de inflexión al igual que en “Prelación de documentos” sientes la desesperación de la incertidumbre, ambas de su primer disco “Hoy van a salirte las alas”

De hecho, a modo de anécdota, resulta bastante curioso que se haya marcado una carrera como la de Ellos pero a la inversa. Su primer disco lo sacó con Pías, autoeditó el segundo, “Salir ileso”, y el último lo ha publicado con Subterfuge. Y es una carrera discográfica a la inversa literalmente porque “Amatria” es su mejor disco, no el peor, aunque él es que no tiene ningún disco malo (y prometo ante los dioses del pop que este es la última valoración que hago, al menos públicamente, acerca de Ellos).

Efectivamente como conjunto “Amatria” es su mejor disco y es en el que explota todas las virtudes de sus dos primeros discos y deja atrás algunos aspectos que a mi parecer no funcionan tan bien (vamos, que hay sintetizadores a diestro y siniestro y a mí me tiene ganado para toda la eternidad).


Es un disco que a mí me parte el alma que no esté en cada hogar español y en el que encontramos todo lo que necesitan nuestros corazones pop. Porque además de ese hit que es “El golpe”, hay verdaderas joyas que bien se merecen que haga un especial de un mes para sacar a relucir todas sus virtudes. De hecho me pasé una semana tratando de decidir cuál era mi canción favorita y cada día era una. A día de hoy aún no sé por cuál decantarme y suceden cosas extrañas cuando hablo del disco, soy puro instinto y se me ha podido oír decirle a la gente que “Chinches” es una canción sexy (tranquilos, yo tampoco sé qué significa pero al escucharla lo entenderéis, al fin y al cabo ya os he dicho que muchas veces sus canciones no hay que entenderlas sino simplemente sentirlas).


Atarax” (¡¡¡HIT!!!) me parece el gran descubrimiento del disco, una canción que te hace sentir la ligereza (y extrema satisfacción) de quitarte un gran peso emocional de encima y cualquier persona mínimamente involucrada en la vida moderna se puede sentir reflejada en “El perro del vecino”: “Por las noches Orfidal para no pensar de más / Él sabe muy bien que está muy mal” (¡Larga vida a las benzodiazepinas!). Y “Además”.... ¿Qué os voy a decir? A veces sueño con que entro en un bar y únicamente suena a lo largo de toda la noche los últimos 50 segundos de la canción en bucle. Todo lo que sucede desde que aparecen los violines finales es pura magia rompepistas.


La genialidad de Amatria no reside únicamente en su capacidad para crear auténticos hits de synthpop; él es capaz de conjugar los sintetizadores con ambientes más melancólicos y estos con melodías que invitan al éxtasis. Este es el gran acierto de su último disco y es el motivo por el que ahora mismo (al menos si os queréis un poco) deberíais estar escuchando sus discos, todos ellos, mientras empezáis a plantearos cambiar vuestra firma en el correo corporativo por algo así como:

Juan Antonio García

Senior Assistant

COMPRAD EL DISCO DE AMATRIA


Amigos, el ascenso es vuestro.










13 de abril de 2015

Consultorio del Amor

Todos de pequeños soñamos con hacer grandes cosas en la vida. Con el tiempo uno se topa de frente con la realidad y empieza a plantearse que muchos de esos sueños son inalcanzables y/o nunca se cumplirán. Yo ya he dejado muchos atrás, como presentar un reboot de “El diario de Patricia” que sería una versión mejorada (si acaso eso es posible) donde drag queens provincianas harían cambios de look a señoras antes de sus citas a ciegas con señores llamados Torcuato o protagonizar uno de esos anuncios de cremas antiedad en el que me pasaría 20 segundos en pantalla simplemente sonriendo y diciendo palabras aleatorias como “piel”, “brillo” o “crema” mientras me acaricio de vez en cuando el pómulo con la yema del dedo e intento aparentar que estoy viviendo un momento inolvidable. Pero después de lo que está a punto de suceder, puedo deciros que lo peor que nos puede pasar en la vida (en sentido metafórico, en sentido literal lo peor que nos puede suceder es perder cualquier tipo de amor propio y empezar a vestir “ropa cómoda”) es perder la fe en nosotros y nuestro futuro. Porque hoy puedo decir que se cumple uno de mis grandes sueños, uno que ya daba por imposible: tener mi propio consultorio amoroso.

A partir de hoy seré vuestro guía sentimental, seré quien os guíe en el angosto camino de las relaciones sentimentales cuando más lo necesitéis, cuando vuestro corazón ya no haga conexión con vuestro cerebro y la incertidumbre os lleve a una especie de limbo emocional donde empezáis a hacer cosas que en un estado normal nunca haríais como descargar Tinder (asumidlo, eso nunca funciona), dejaros ver en público con esos pantalones acampanados que llevabas una década sin usar (cada vez que alguien hace eso un gatito muere en brazos de una niña huérfana) o pintaros las uñas de colores fantasía (si ese es tu caso sintiéndolo mucho no puedo ayudarte, ya es demasiado tarde para ti). Y sé que os estaréis preguntando qué me convierte a mí en un experto en cuestiones amorosas y por qué soy digno de aconsejar en materia de relaciones sentimentales usando frases manidas y pomposas dignas de una radionovela.

Yo me crié viendo comedias románticas. Para mí Disney era algo completamente absurdo y sin sentido. A mí lo que me gustaba eran las grandes historias de amor, me emocionaba con cada película de Sandra Bullock y obligué a mis padres a ir tres veces al cine a ver “Novia a la fuga” porque quería aprenderme de memoria el discurso final que le hace Julia Roberts a Richard Gere. De hecho cuando por fin me lo aprendí, lo escribí en una carta de intercambiar que previamente había perfumado y a la que le había quemado los bordes para que fuese rabiosamente romántica y se la di a una amiga de mi hermana que “me gustaba” (y así chicos y chicas es como se sale del armario ante la familia). La cuestión es que he visto todas las vivencias cinematográficas de las más grandes de la comedia romántica, véase Meg Ryan, Julia Roberts y Sandra Bullock (Drew Barrimore lo intentó pero la cosa no llegó a cuajar). Básicamente es como un máster no convalidado en amor arrollador y relaciones aparentemente imposibles.

Dicho esto y sin más dilación, inauguro oficialmente el Consultorio del Amor con una duda real que recibí en mi correo personal la semana pasada.







Querido Popfástico,


Primero que todo, muchas gracias por tu blog, por existir y por iluminarnos día a día con tu sabiduría musical. Te escribo confiando en que sabrás hacer buen uso de este, mi email, e inaugurarás una de tus (auguro que más que exitosas) secciones.



Por tus post no me cabe la menor duda de que eres una persona rica en experiencias y con múltiples vivencias. Es por eso que me he animado a escribirte para que me aconsejes y me guíes en estos momentos tan confusos para mí.

Pues bien, te comento, querido Popfástico: Estoy conociendo a un chico (¡Oh, drama!). Sí, drama. Tras muchos años de vida libertina ha aparecido en mi vida alguien inesperado, que me hace “sentir cosas” y que no me canso de ver. Para alguien como yo, que no está acostumbrado al amor, a los sentimientos y las parejas, esto es un drama. ¡No sé que hacer! Él me gusta de verdad, hacemos cosas de pareja, pero me agobio. Me agobio ante el pensamiento de “tener algo serio” y en el fondo tengo miedo de que sea otro fracaso como muchos otros antes. ¿Qué hago? ¿Sigo hacia adelante? ¿Apuesto por ello? Estoy muy confuso, ¡nadie me había hecho sentir estas cosas antes!



Querido anónimo (de ahora en adelante espero que indiquéis vuestro signo del zodíaco para poder dirigirme a vosotros con propiedad), en primer lugar me gustaría agradecerte las palabras tan bonitas que me dedicas y la confianza que depositas en el blog en general y en mí en particular. Dicho esto, quiero que sepas que tu consulta me parece una gran falta de respeto hacia los lectores de Popfástico. Piensa por un momento en todas esas personas que están leyendo esto ahora mismo sentadas con la batamanta frente al ordenador viendo Sálvame de fondo y esperando que su pizza congelada está hecha (porque la esperanza de que ese amante furtivo del fin de semana pasado les llame ya la perdieron el martes). Todas esas personas matarían a su vecina de 60 años que les lleva lentejas cada lunes si con eso encontrasen a alguien que, de forma recíproca, les hiciese “sentir cosas”, no estarían montando el drama. Dicho esto, no me ha quedado muy claro eso de "sentir cosas"; no sé si sientes retortijones, calambres en una pierna o un escozor agudo en la axila en cuyo caso deberías dirigirte de forma inmediata a tu médico de cabecera.

Pero, no te alarmes, me veo obligado a regirme por el juramento hipocrático que hice al licenciarme en la Universidad del Amor (UA), así que igualmente voy a atender tu consulta.

Vayamos por partes, dices que no estás acostumbrado al amor pero también dices que has vivido muchos fracasos amorosos anteriormente. ¿En qué quedamos? O has tenido relaciones o quizás has hecho tuyas las que ves en las telenovelas a mediodía mientras te das a la vida libertina (¿cruising quizás?). En cualquier caso, entiendo que efectivamente has tenido relaciones anteriores que fracasaron estrepitosamente y, llegados a este punto, me gustaría que te plantearas por qué fracasaron. Quizás sea por tu miedo a iniciar una relación y todo lo que ello conlleva (ya no te digo miedo al compromiso porque igual al escuchar esa palabra cambias de identidad, te haces las californianas y te mudas a Alaska para que el chico en cuestión no te encuentre). Debes saber que el miedo es siempre una barrera en cualquier relación y, además, se huele a lo lejos a una persona que tiene miedo, al igual que se puede detectar enseguida a una persona que está desesperada por emparejarse con la primera persona que se le cruce, y nadie quiere a su lado una persona con miedo o una persona desesperada (aunque siempre es muy divertido contar con un desesperado o una desesperada en tu círculo cercano).

No puedes dejar que el miedo se interponga en tu camino porque, como te he dicho, afecta a las dos personas y puede hacer que algo que podría ser una bonita relación de amor se quede en un simple polnic (polvo + picnic). Puede que si arriesgas tu corazón y pones las cartas sobre la mesa al final pierdas y acabes herido, pero siempre habrá alguien cerca tuyo para ayudarte y animarte. Pero si no lo intentas, nunca podrás recuperar todo lo que no llegó a pasar. Y claro que puede ser que al final esto no lleve a ningún sitio y que hayas apostado tu corazón por un chico que resulta ser un psycho killer o, peor, resulta ser Víctor Lenore (en la UA nos enseñaron a tener tolerancia cero con la gente que critica a Family). Pero una cosa te voy a decir, las cosas hay que vivirlas, no tiene sentido dejar de actuar simplemente por miedo a sufrir. En ese caso nunca habrías hecho nada y, para empezar, nunca habrías llegado a conocer a este chico ni habrías empezado a "sentir cosas" (en serio, si es un escozor agudo en la axila ve al médico YA). Y ante todo recuerda que la vida, y sobre todo el amor, es solo para los valientes.

Así que desde aquí te animo a que te lances a la piscina y te dejes llevar sin perder nunca de vista tu corazón, que muestres tus cartas no significa que tengas que descuidarlo y dejarlo totalmente en manos de otra persona, al fin y al cabo es tu más fiel compañero de viaje. Ya verás cómo esta actitud en la vida te da muchas alegrías y, quizás no hoy, quizás tampoco mañana, pero solo así algún día llegarás a conocer al hombre de tu vida.

Para terminar te dedico una canción que creo que se ajusta a tu situación actual y puede ayudarte a ver que una relación la conforman dos personas, no una, así que te voy a poner deberes pop: escucha esta canción y piensa que te la está cantando este chico tan maravilloso que intenta romper la coraza que le has puesto a tu corazón. Es importante que también pienses en cómo se siente él ahora mismo.




Espero que haberte ayudado con tu consulta y que nos cuentes los avances en vuestra relación que, seguro, acabará en boda (de momento yo ya me he comprado una pamela oversize porque confío en que gracias a mi gran consejo os acabaréis casando y seré invitado de honor). 

Si alguien quiere hacerme llegar una duda sentimental puede hacerlo mandando un correo con el asunto “Consultorio del Amor” a patrickdyphuso@gmail.com







30 de marzo de 2015

El Renacimiento del electroclash

Si concursase en un reality mi estrategia desde el primer momento sería aparentar ser un chico exótico, rarito y extravagante. Así, en mi vídeo de presentación, al preguntarme por mis pasiones y aficiones mentiría sin dudarlo un momento y hablaría de lo mucho que me gusta bailar hasta el atardecer en un club clandestino ubicado en un antiguo centro militar de investigación alienígena donde los camareros están caracterizados como los personajes de “Al salir de clase” y los go-gós son fantasmas o sobre cuánto me gusta ir los domingos por la mañana a tomar el brunch al nuevo sitio de moda en Madrid, una cafetería cuyo nombre es la onomatopeya de un cristal rompiéndose y al llegar te recibe la verruga de Sarah Jessica Parker y te conduce hasta tu mesa para que te sientes cómodamente sobre unos enanos vestidos de unicornios alados.

Pero en realidad yo soy un chico de lo más sencillo. Con el primer café del día reviso el correo, miro la predicción del tiempo y leo el horóscopo y mis auténticas pasiones son dos: la reivindicación y la melancolía.

Hace unos días ambas pasiones se unieron y tuve una epifanía mientras pasaba la tarde con mi sobrina. Después de descartar todos los motivos por los que podría estar llorando decidí intentar calmarla meciéndola y mientras la mecía empecé a cantarle “Nintendo” de Superputa.


No sé si fue por mi cantar de sirena o por el corazón pop que se está formando en su pecho, pero no tardó ni medio estribillo en tranquilizarse. En ese momento empecé a pensar en aquellos años en los que escuchar a Putirecords era señal de buen gusto musical y todos reíamos cuando alguien canturreaba aquello de “Te querías enrollar con Guille Mostaza y te has acabado enrollando con el feo de Ellos. ¡Te jodes groupie de mierda!”. Y en ese momento lo tuve claro. No quiero dejarle un mundo en el que no tenga la oportunidad de esquivar los escupitajos de Puti en pleno concierto mientras Latex bailotea detrás.

Puedo dejarle un mundo con un agujero en la capa de ozono del tamaño de las pupilas de Pete Doherty un domingo por la mañana, pero no pienso dejarle un mundo sin electroclash.






Porque no se puede negar que fue una gran época para la música la que vivimos la década pasada, sobre todo porque la música nunca había estado tan democratizada como hasta ese momento. Fue una época en la que cualquiera podía ser una estrella del pop y crear grandes éxitos que el público recibía con entusiasmo. Podías estar en la mercería tranquilamente con una amiga y decidir que sería muy divertido montar un grupo llamado “putifaja's” (porque usar el prefijo “puti” o el sufijo “puta” te aseguraba el éxito prácticamente al 100%) y al llegar a casa buscar una base electrónica random, componer una canción llamada “¿Por qué me gustas si tienes el pito pequeño?” (las referencias al falo también suponían una fuente extra de atención mediática), subirla a internet acompañada de una foto vestidas con las cortinas del salón y voilà, ya te habías convertido en un artista respetado.

Fueron unos años en los que todos éramos más divertidos; todo en general era más divertido, los prejuicio musicales parecía que se iban a extinguir para siempre, existían concursos como el Gente Joven que ensalzaban el electroclash y convertían en merecidas estrellas a grupos como The Corridas (porque, aunque no lo sepáis, Lyona antes de grabar los vídeos de Love of Lesbian sacó un discazo con Mürfila con temas como "Tu rabo en venta" y cantaba cosas como "ancho de banda en tu escroto, a ver si lo noto. Anabolizante para tu polla, quiero que crezca como un gigante") y Cristinita Percances componía canciones como “Amor fallero” que aún a día de hoy son coreadas con entusiasmo y añoranza por los valencianos. Sí amigos, en aquella época éramos mucho más libres y convertimos en una estrella a Cristinita Percances (y a nadie le pareció raro).



                                                                                           



Como ya se pudo entrever cuando hablé de las chapitas (y, ojo, volveré a ese tema), me gusta una reivindicación más que a un treintañero encontrar paralelismos entre su vida y la de los protagonistas de Friends (o en el caso de cualquier mujer u homosexual, encontrar paralelismos entre su vida y cualquier escena de Sexo en Nueva York), así que decidí que tenía el deber de reivindicar el electroclash e intentar dejar a las futuras generaciones un mundo mejor en herencia.

Pero el Renacimiento del electroclash ya ha comenzado, ha sido de golpe, cuando menos lo esperábamos y las precursoras del movimiento son Las Bistecs.


Por más que intenten venderlo como electro-disgusting lo suyo es puro electroclash (evolucionado y quizás musicalmente mejorado, pero electroclash al fin y al cabo) y lo tienen todo para convertirse en el futuro del género: componen canciones que incluyen estrofas donde la protagonista es la tos, no la voz y que podrían resumirse como “dime qué marca de tabaco fumas y te diré quién eres”; tienen un nombre artístico rompedor y potencialmente comercial, directo, con olor añejo y cautivador; un hit compuesto mientras estaban de after y, sin duda, el mejor videoclip que se ha hecho en España en mucho tiempo (lo de Manos De Topo es un cortometraje de primero de carrera en comparación). 

Desde la primera primera vez que escuchas “Historia del arte” sabes que a partir de ese momento describir tu estado anímico o el de la gente que te rodea se va a reducir a tres opciones: “Hoy me pillas algo dórico”, “¿Estás bien? Te veo bastante jónica” y “Hoy estoy corintio perdido”. Con frases tan maravillosas nadie necesita saber realmente cómo estás. Y es que ya iba siendo hora de que llegase un nuevo grupo que instaurase expresiones sublimes y vibrantes en el imaginario popular sin necesidad de inventar adjetivos tan disparatados y sin futuro en la cultura popular como “topísimo/a”.

Pero aunque sus canciones no fuesen los hits que realmente son, ya únicamente por el videoclip de “Historia del arte” Las Bistecs se merecen que les profesemos admiración eterna e incondicional y se cree una recogida de firmas en change.org para que se retire la exposición de Björk en el MoMA de forma inmediata para inaugurar una exposición retrospectiva de Las Bistecs en las que se proyecte el videoclip en bucle, se pudiesen ver los trajes originales que usaron durante el rodaje y hubiese un tutorial hecho por ellas mismas para enseñar al público cómo pintarse los ojos y que claramente concluiría con este consejo: “Cuando pienses que ya te has puesto suficientes capas de sombra de ojos amarilla, vuelve a coger la brocha y ponte tres más. Solo así serás una auténtica estrella como nosotras”.



Los foros arden con Las Bistecs, todo el mundo adora “Historia del arte”. Se nota que la gente está sedienta de electroclash y cansada de tener que impostar una imagen de melómano serio. Entonces, ¿qué pasó  a finales de los 2000 que hizo que desapareciese de forma fulminante? En cualquier caso, eso ya no es relevante. Lo importante es que seamos conscientes de nuestro pasado, no hay nada más importante, y aunque no se debe intentar volver a él, sí debemos rescatar las lecciones que quedan en él. Es por eso que no solo debemos admirar a Las Bistecs, sino que debemos reivindicar el electroclash. Recordad lo felices que erais escuchando “Nintendo”, lo mucho que os gustó escuchar por primera vez en una discoteca “Hazme el amor” y cuando una amiga os diga “Vamos a montarnos un grupo electro llamado Putifaja's” contestadle “¡Genial! Mi madre acaba de encontrar en el trastero unas cortinas de mi abuela con estampado de melocotones que nos sentarán genial".

4 de marzo de 2015

EL INCIDENTE




Queridos amigos, lectores esporádicos y gente perdida que ha acabado en el blog mientras buscaba porno: hoy vengo a hablaros del INCIDENTE. El INCIDENTE es algo que sucedió la semana pasada y puso a prueba a mi yo civilizado. Me gusta pensar que soy sensato, respetuoso y tolerante y después de cómo supe manejar el INCIDENTE puedo confirmar que, efectivamente, lo soy. De otra forma no se explica que no entrase en cólera y acabase protagonizando una escena de improvisación basada en el final de Carrie. Todo sucedió casi sin que me diese cuenta en lo que ahora parece una milésima de segundo. Mientras disfrutaba de una distendida velada en la que de forma natural la conversación derivó hacia el mundo del pop, un miembro de la mesa hasta esa noche desconocido para mí tuvo una especie de arrebato, imagino que poseído por un episodio de intenso estrés emocional asociado a dramas propios de la vida moderna (es la única explicación que podría justificar su comportamiento) e hizo un comentario de lo más inesperado que cayó sobre la mesa como una granada de mano. Así, de la nada y sin previo aviso salieron de su boca las palabras que primero recibí con estupor y, después, completamente horrorizado: “Pero si Solletico están muertos”.

Como comprenderéis me sobrecogió tan infame declaración y se me presentaron un sinfín de posibles reacciones. Hubo una reacción que, en esa milésima de segundo, iba ganando las apuestas para convertirse en la escogida, me refiero obviamente a mostrar mi ira tirándole el vino a la cara mientras soltaba toda clase de improperios pero, como he dicho, soy una persona respetuosa y tolerante. O al menos lo soy a ese nivel socialmente aceptado que nos lleva a sonreír y guardar silencio ante un comentario que desaprobamos hasta que llegamos a casa y criticamos a esa persona por no pensar y/o actuar como creemos que debería hacerlo.

En ese mismo instante intenté encontrar la frase perfecta, la que iba a demostrarle al resto de participantes de la conversación su ignorancia, esa que me habría de encumbrar a mí como salvador del raciocinio y el pop y le provocaría a él una vergüenza pública que le costaría años de terapia superar. Desgraciadamente, como siempre pasa, no fue hasta horas más tarde, ya en la soledad del hogar y sin nadie a quien fascinar por mi rápida, ingeniosa y certera contestación, cuando encontré la encontré: Quiero que me pidas que me case contigo.

Dejando de lado el resto de motivos por los que Solletico debería ser un grupo de referencia para todos, solo es necesario reivindicar su gran aportación al pop, esa aportación que les convierte de forma instantánea en parte de la historia del pop, mejor dicho, historia viva del pop.

Veamos, nos encantan las grandes canciones de amor, esas que nos presentan el amor romántico de una forma idealizada y suprema. Son maravillosas, edulcoradas, nos llevan a un estado de éxtasis emocional. Alimentan nuestras fantasías y nos dejamos llevar por sus letras, esas letras que usamos como referente en nuestras relaciones afectivas y de las que aspiramos ser protagonistas algún día. Pero Solletico nos han brindado en “Quiero que me pidas que me case contigo” la canción de amor definitiva, presentándolo de una forma racional, emotiva y, más importante, real.



Llegados a este punto tengo que confesar algo que después de tantas referencias estos meses a pedidas de mano y Julia Roberts puede sonar extraño, pero después de días viviendo un debate interno sobre ser honesto públicamente, creo que es necesario. No creo en el matrimonio, desde luego no como institución, pero tampoco como súmmum de la relación estable y eterna. Más que nada porque no creo en el amor eterno que al final es lo que pretende representar. Creo en una sucesión de amores arrolladores, imparables, y que con suerte, llegado el momento o quizás llegada una edad, uno de ellos derivará en un estado de respeto, intimidad y afecto que nos permita compartir nuestra vida con alguien de forma sana que nos aporte una sensación de compañía. Al fin y al cabo no elegimos nuestras aspiraciones vitales.

Aquí Solletico, con una serenidad lírica y musical apabullantes, sintetiza y transmite perfectamente el punto álgido de una relación, el punto al que todo aspiramos llegar cuando iniciamos un amorío: ese momento en el que abrazados la simple idea de tu pareja te provoca un estado de felicidad superior y te invade una vorágine de emoción que, sí, podríamos llamar amor. En ese momento sientes que quieres pasar el resto de tu vida con esa persona, casi puedes veros en esa misma posición dentro de 30 años. Y lo piensas, y lo sientes, aún sabiendo que no va a ser así, pero también sabes que sentir esa necesidad de futuro es más importante y placentera que vivirla.

“Quiero que me pidas que me case contigo” es una oda a ese momento y ya solo por eso el pop les debe eterno agradecimiento. No importa qué suceda en un futuro; es irrelevante que Solletico tarde años en publicar un nuevo EP o que directamente nunca vuelvan a estar en activo. Es imposible que algún día estén muertos.